26/03/2024

opinion

Alimentos (de los) argentinos en riesgo.

Argentina es conocida en el mundo desde hace años por el desarrollo de su producción Agropecuaria y agroalimentaria. La marca alimentos argentinos es una marca reconocida a nivel global. Cada vez producimos más, en extensiones más grandes de nuestro país. Sin embargo, casi el 70% de nuestros niños son pobres, es decir no acceden alimentos suficientes para su desarrollo. Una gran paradoja.

Por
Carlos Castagneto, diputado nacional y presidente del partido Kolina Nacional

Argentina es conocida en el mundo desde hace años por el desarrollo de su producción Agropecuaria y agroalimentaria. La marca alimentos argentinos es una marca reconocida a nivel global. Cada vez producimos más, en extensiones más grandes de nuestro país. Sin embargo, casi el 70% de nuestros niños son pobres, es decir no acceden alimentos suficientes para su desarrollo. Una gran paradoja.

Los avances tecnológicos permiten producciones con altos niveles de rentabilidad para algunos sectores, principalmente los dedicados a la exportación. Sin embargo, aquellos que se dedican a la producción de alimentos para el mercado nacional; tarea que debería ser reconocida ampliamente; son quienes se encuentran con mayores dificultades para sostener sus ciclos productivos, en su mayoría, pequeños y medianos productores, pymes agropecuarias y una larga historia de cooperativismo agrario. Justamente en las últimas horas se anunció el cierre de organismos públicos dedicados a su asistencia técnica y desarrollo productivo.

Vemos entonces con gran preocupación la decisión del Gobierno de Javier Milei de importar alimentos que se producen en nuestro país, con la supuesta intención de bajar los precios en las góndolas.

Esta es una política vieja y fracasada. Nunca en la historia la importación de alimentos bajó los precios. Muy por el contrario, esto provoca la destrucción de las estructuras productivas nacionales. Importar alimentos de peor calidad es una estrategia de dumping en el corto plazo y esto está muy alejado de la "libertad de mercado", solo genera condiciones para aumentar la concentración de las corporaciones de empresas Importadoras/exportadoras/distribuidoras de alimentos.

Esta medida solo busca garantizar las ganancias extraordinarias a los supermercados que han visto disminuir estrepitosamente las ventas en los últimos meses ante la perdida de poder de compra de los salarios e ingresos de las familias de nuestro país.


En Europa, vimos como en los últimos meses los productores agropecuarios, han realizado grandes movilizaciones justamente contra dos medidas: el aumento de los combustibles y el ingreso indiscriminado de productos importados a las economías europeas. No es casualidad. El sistema agroalimentario mundial repite una receta, que solo busca su propia acumulación y deja de lado su rol social fundamental: alimentar a la población del mundo.

He aquí la paradoja; en un país de extensiones agrarias inéditas en el mundo, los y las argentinas, no podemos garantizar la alimentación de nuestra población. No hay recetas mágicas, hay solo un camino para resolver este problema, y esto es desconcentrar las cadenas de distribución y comercialización tanto de insumos para la producción como de productos para el consumidor final.

Sumado a esto, el gobierno de Javier MIlei ha decidido suspender la entrega de alimentos para miles y miles de comedores escolares y comunitarios, a los largo y ancho de nuestro país, que alimentaban a los sectores más vulnerables de nuestra población. Tuve muchos años la responsabilidad de atender la importancia de que el Estado garantice la alimentación del pueblo argentino, y sé del valor que tiene para la sociedad en general alimentar a quienes más lo necesitan. Es de una crueldad extrema eliminar esta política, porque lo que está en juego es justamente el hambre de millones en todo nuestro país.

La historia nos ha demostrado que la economía debe equilibrarse y el rol del Estado debe ser garantizar ese equilibrio, poniendo límites a las fuerzas concentradas económicas, garantizando el trabajo y la producción a pymes y productores agroalimentarios argentinos.

Debemos entonces, trabajar fuertemente, para que, en el granero del mundo, ni un solo argentino pase hambre. Esa es la Argentina que queremos, la que soñamos y la que vamos a construir.

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