26/03/2024

opinion

Milei y la ley de la selva

Desde que asumió, el Presidente llevó adelante lo que prometió en campaña. Sin embargo, él había dicho que el costo del ajuste lo iba a pagar lo que definió como "casta" y no la gente. Y eso no está pasando.

Por
Juan Manuel Abal Medina, politólogo y ex jefe de Gabinete

Desde su llegada a la Casa Rosada, Javier Milei llevó adelante lo que había prometido en la campaña. Eso no hay ninguna duda. Pero claro, él había tenido ante la campaña la inteligencia o la viveza, como queramos llamarlo, de decir que el costo de este ajuste lo iba a pagar la casta y no la gente.

Con el correr de las semanas, ya vimos que realmente es el Estado quien paga el costo. Y cuando hablamos del Estado no hablamos no de sueldos de funcionarios, sino hablamos de jubilaciones, de sueldos de empleados públicos, de obra pública.

O sea, fue un discurso inteligente en términos de presentarlo como que el ajuste lo iba a pagar la casta, cuando en realidad se refería al gasto público. Y el gasto público centralmente son las jubilaciones de los mayores y las pensiones. Entonces, de alguna manera hoy los argentinos y las argentinas estamos viviendo una situación muy compleja, vinculada a este ajuste por un lado, y por otro lado esta enorme devaluación de casi el 100% del dólar oficial, que lamentablemente lo estamos sintiendo todos los días en el almacén.

Javier Milei toma esa idea de radicalizar el discurso y, de alguna manera, se pone en sintonía con lo que vemos en el mundo con las nuevas derechas: Trump en Estados Unidos, Bolsonaro acá cerquita, Georgia Meloni en Italia, o Vox en España. Lo que proponen es una sociedad en la cual el Estado cada vez tenga menos lugar, el mercado defina más las cosas, y en la versión argentina, liberal libertaria, como al Presidente le gusta definirse, le suma esta idea muy fuerte de que la única regulación justa y racional es la del mercado.

Si un argentino o una argentina no tiene lo que necesita para comer, no es problema de otro que de él mismo, o de ella misma. Esta mirada fue la que expresa el contenido del DNU o la fallida ley ómnibus. La de una sociedad mucho menos regulada estatalmente. Y siempre que haya menos regulaciones, se favorece a los que más poder tienen.

Justamente, el DNU me parece que es una herramienta absolutamente inconstitucional, porque de necesario y urgente no tiene absolutamente nada. En eso, la Corte Suprema de Justicia ha sido muy precisa, incluso en muchos nuestros gobiernos cuando no se aceptaban algún decreto de necesidad de urgencia con cuestiones mucho menores. Solo pueden aceptarse en situaciones muy muy particulares y vinculadas a necesidades de urgencia, quizás alguna cuestión económica, pero por ejemplo sacar derechos laborales mediante DNU es inaceptable y ni hablar de, por ejemplo, considerar una cuestión de urgencia cambiar el funcionamiento de los clubes de fútbol argentinos cuando acabamos de ganar el Mundial. Es casi irrisorio, parece un chiste.

Hay muchos temas para discutir, seguramente hay algunos que son interesantes y que merecen discusión, porque toca prácticamente todos los aspectos de la vida. Hay un poco de todo, entonces muchas cuestiones seguramente tendrán que ser discutidas, pero muchas otras son profundamente lesivas para el interés nacional, como la privatización de determinadas empresas públicas y un conjunto de cuestiones que también tocan derechos.


A diferencia de la gran mayoría de los políticos argentinos, Javier Milei es absolutamente claro. Él realmente piensa lo que dice y dice lo que piensa y no se lo puede acusar como a esa idea de Macri, que ganó la elección diciendo que iba a mantener Fútbol para Todos y la AUH. Casi parecía un kirchnerismo de buenos modales para ganar la elección. En cambio, Milei realmente piensa lo que dice y él le gustaría que saliera todo lo que está en ese decreto.

Estoy seguro que él y la gente más cercana piensan así porque el libertarismo, que tiene autores como Robert Nozick, hablan del minarquismo. Esto es la menor cantidad de Estado posible. Y este decreto hace eso, reduce el espacio del Estado, y lo reduce de una manera radical, extrema, y eso es lo que está en este DNU.

Y él lo que cree es que la libertad es justamente que haya menos Estado y menos regulaciones, que en algún punto es cierto. Si el Estado se mete menos, uno recupera cierta libertad, el problema es que existen otro tipo de regulaciones que no las pone el Estado, que es la disparidad de poder enorme que existe en la sociedad, entonces esa idea, esa libertad, termina siendo la libertad solo de los más poderosos. De los que tienen mayores propiedades, mayores conocimientos, mayores saberes, mayores capitales, entonces termina siend una sociedad muy desigualitaria, que es lo que llamamos la ley de la selva.

En la selva no hay un Estado, en la selva cada uno se come al otro, pero bueno, esa libertad que hay en la selva obviamente beneficia a unos pocos. La gran mayoría terminan siendo comidos por los más grandes. Entonces, ¿qué nos haría más libres? Sin duda, mejores regulaciones públicas, lo público. La civilización deja atrás ese estado de naturaleza a partir de regulaciones que nos hacen vivir con mayores grados de igualdad, seguridad y ahí ejercemos la libertad cuando podemos hacerlo con el verdadero ejercicio de los derechos.

Yo creo que el peronismo está actuando como corresponde, está siendo muy duro en las discusiones en el Parlamento para cuidar las cuestiones centrales, creo que también la CGT está cumpliendo un rol muy importante también planteando estas cuestiones. Entendiendo que Milei llegó a donde está en buena medida por lo malo que fue nuestro gobierno. Por eso también es lógico no salir a cuestionarlo al nuevo presidente, y darle la posibilidad que se merece por haber ganado la elección, no poner palos en la rueda, no obstaculizar por obstaculizar, lo cual tampoco significa obviamente permitirle que vulnere derechos que han sido conquistas históricas de los sectores populares en la Argentina.

Me parece que lo que se está haciendo ahora es el camino, esperemos que se lo pueda hacer frenando las cuestiones más nocivas del gobierno de la manera lógica, y a la vez también generando una profunda discusión en el interior nuestro de cómo podemos pensar un peronismo que aprenda de los errores de estos cuatro años.

Creo que es un momento para aprender, de mucha sensatez, pero también mucha firmeza en discutir los temas centrales, lo que son conquistas históricas. No es que un presidente por una buena elección tiene derecho a sacarlas por arriba, eso no existe en ningún lugar del mundo.

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