Milei tuvo su primer Tedeum en la Catedral: pocos aplausos y una salida con insultos

El presidente Javier Milei participó este sábado a la mañana de la tradicional ceremonia de Tedeum por un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, que tuvo lugar en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires.

El mandatario siguió con atención la homilía del arzobispo porteño, Jorge García Cuerva, en la primera actividad de este tipo desde su arribo a la Casa Rosada.

Milei partió caminando desde el edificio gubernamental acompañado a su derecha por la vicepresidenta, Victoria Villarruel; y a su izquierda por el ministro del Interior, Guillermo Francos.

El jefe de Gabinete, Nicolás Posse, quien podría salir de la gestión en breve, integró la comitiva que acompañó al Presidente, pero llamó la atención que no fuera mencionado por el locutor oficial al dar el listado de quiénes iban junto al mandatario a la ceremonia eclesiástica.

"El mensaje que compartiré quiere ser un aporte a la luz de la palabra de Dios para la reflexión de todos los actores de la sociedad argentina, convencido de que entre todos construimos la Patria, más allá de saber que, luego, puedan ser tomadas algunas frases aisladas para querer alimentar la fragmentación", aseguró García Cuerva.

"Hoy nos ponemos delante de Dios como nación y le pedimos que nos cure, porque parecemos tener las manos paralizadas para el encuentro que construye fraternidad, las manos paralizadas para abrazar a los heridos por la soledad y la tristeza, las manos paralizadas para ser solidarios con los que menos tienen", agregó el párroco.

"Y también le pedimos a Dios que nos preserve de las manos manchadas de sangre por el narcotráfico, de las manos sucias de la corrupción y la coima, de las manos en el bolsillo del egoísmo y la indiferencia", remarcó.

"Nuestra gente está haciendo un esfuerzo muy grande y nosotros no podemos hacernos los tontos. Hay que acompañar con hechos y no sólo con palabras ese enorme esfuerzo de nuestra gente. Por eso siguen doliendo algunas acciones de la dirigencia divorciadas de la ciudadanía de a pie, como los tan comentados autoaumentos de sueldos de algunas semanas atrás", cuestionó García Cuerva.

"No es lo mismo unirse que confabular; no es lo mismo fraternizar y forjar la cultura del acuerdo que ser cómplice del mal con el sólo ánimo de destruir al otro, de pensar estrategias para que al otro le vaya mal, creyendo que cuanto peor, mejor", consideró.

"Eso nos destruye a todos y carcome los cimientos de la Patria: es como un sismo que no nos permite nunca ponernos de pie", enfantizó.

A lo largo de la homilía, el líder libertario siguió con atención las palabras del referente del purpurado local y, una vez concluida la ceremonia en la Catedral Metropolitana, se retiró sin brindar declaraciones a la prensa, que aguardaba en Plaza de Mayo.

Por la tarde, el Presidente viajará a Córdoba para encabezar un acto en la capital provincial.