De laureles y de aceros

El Gobierno y los mercados disputan una batalla en sordinas. La gestión sabe que necesita el acuerdo con los gobernadores para poder seguir proyectando ajustes que hagan frenar el derrape económico. Los actores privados esperan a que eso concluya en un resultado positivo, pero en el medio las cosas no se dan por sí solas, es preciso trabajarlas mucho, y por ahora están demandando más esfuerzo del esperado.

Con la incertidumbre a flor de piel, los datos económicos no terminan de servir como timón para hacer estabilizar el barco imaginario que es la Argentina.

Esta semana se esperaba que los mercados empezaran a "jugar" favorablemente tras la aprobación de la Ley Bases y el paquete fiscal. Sin embargo, se dio lo que veníamos anticipando desde hace tiempo en esta misma columna: el problema es la política. Y la muestra más cabal de ello es que el presente cimbronazo arrancó con la caída del Pacto de Mayo, que podría firmarse -potencialmente- en los próximos días y para el 9 de julio.

Al calor de las idas y vueltas que tiene el Gobierno para intentar llevar tranquilidad a los actores económicos y del poder, el desconcierto suma mayores dudas cuando los indicadores no terminan de asumir una tendencia que garantice una curva clara.

Y, para peor, los rumores de devaluación que están latentes en la city porteña se completan con un paper del ex ministro de Economía, Domingo Cavallo, donde habla de una "devaluación del 10%" como "recomendable". Todos saben que mencionar la devaluación en la Argentina es un tema urticante, y viniendo de la palabra de alguien como Cavallo más aún.

Todo por el Pacto

En estos días el Presidente Javier Milei va a mostrarse muy activo. Tucumán será la clave de los próximos días de gestión, ya no podríamos hablar de meses. Antes, cuando se pensaba en la firma del pacto entre el Gobierno y los gobernadores, se esperaban señales a meses vista. Hoy todo es más urgente.

Quizás no se tome correcta dimensión de lo que ese acuerdo entre el poder central y los caudillos provinciales esconde bajo las firmas. Alcanza con decir que es el marco de gobernabilidad que necesita Milei y su equipo para poder implementar reformas que serán importantes a partir de ahora. Entre ellas, una drástica reducción del gasto para lograr equilibrar el déficit. Las provincias serán parte fundamental para eso, porque las partidas que giran hacia ellas por la vía de las Transferencias seguirán recortándose. Y el sacrificio será del pueblo del interior. Ese acuerdo se conjugará con la aplicación de la Ley Bases y el paquete fiscal. Ahí va tomando forma lo que el Presidente pretendía obtener al inicio de su mandato. Se demoró medio año, pero si alcanza para enderezar el rumbo, aplica aquello de "más vale tarde que nunca".

Jugadores que miran y otros accionan

El poder económico acecha. No por mala intención sino por la necesidad de lograr resultados que le garanticen éxitos en los negocios. Y a través del ex ministro Domingo Cavallo se pueden reconocer algunos de los objetivos del sector llamado "establishment" que el mismo Cavallo tanto mencionaba en los años noventa. Hoy puede ser una denominación diferente la que lo caracterice (corporaciones durante el kirchnerismo o círculo rojo en el macrismo) pero como sea, está ahí.

Y la necesidad de adecuar números y calzar pretensiones siempre es actual. Por eso, tal vez, Cavallo habló de una devaluación del 10%. Todo inexperto sabe que un número de esas características se corrige con menos que una devaluación anunciada o reclamada. ¿Será entonces que se pone sobre la mesa del debate un dato que parece inocuo pero que terminaría siendo mayor? Es absolutamente probable que así sea.

No obstante, desde el Gobierno le han respondido que no van a llevar adelante un salto del tipo de cambio. Será de ver que es lo que ocurre en los próximos meses. Lo cierto es que los exportadores, que están liquidando menos cereales que en mayo, tienen la llave para destrabar esta situación. Para tener una idea, alcanza con decir que en los primeros seis meses del año el campo liquidó la misma cantidad de exportaciones que el año pasado con la sequía como efecto lapidario de la economía. Toda una señal y mala, por cierto.

Rumbo a la salida

En este marco nos dirigimos hacia un fin de semana de mucha expectación política. A las vísperas del acto por el Día de la Independencia que más que nada, pretende ser una fecha simbólica para refrendar el acuerdo.

Mientras, los números no se terminan de acomodar: suben el riesgo país y el dólar paralelo; los bonos tienen días de incertidumbre y caen; el mercado interno no se recupera y las ventas sufren pérdidas interanuales de dos dígitos. Así y todo, es preciso que haya una inmediata salida del pozo en el que ha ingresado la gestión desde finales de mayo hacia esta parte. Para poder mejorar en el presente y consolidar un futuro de optimismo en el corto plazo.