El juego de las inconveniencias

El Gobierno sabe que las luces "amarillas" de alertas permanecen encendidas. Si bien está pudiendo demostrar que puede darle una batalla efectiva a la inflación, otros aspectos están sacudiendo la estructura diseñada en la cabeza del plan económico. La recaudación en repliegue es uno de esos datos que no se quieren mirar de frente porque encandilan la mirada del observador, cada vez que el resultado es inesperadamente negativo.

No es poco cierto que, a siete meses de asumido el Presidente Javier Milei y cerrados los 6 meses reales de su gestión -enero a junio- el índice de precios al consumidor bajó del 25,5% que heredó de la gestión de Alberto Fernández al 4,6% suyo, tocando el piso de mayo con un 4,2%. Esa es la parte de la historia que hoy puede lucir como efectiva, en materia de datos.

Otra mirada optimista se enfoca en las reformas y el cambio de paradigma mental que se está gestando. Y decimos gestando por dos razones: la primera es que perdura y se instala en el tiempo que el ajuste era necesario para encausar la economía y pretender poner a la Argentina en la senda del crecimiento; la segunda es porque desde que comenzaron los recortes no pararon, a pesar de que hubo sectores que le resistieron desde lo socio-gremial y otros que lo hicieron en lo político, como el caso de los gobernadores.

En ese escenario de dificultad el equipo de gobierno parece moverse cómodo, aunque haya tenido que cambiar a más de veinte funcionarios en los primeros seis meses de gestión. Y esa también es una demostración fuerte de carácter del Presidente, que no dudó cuando debió remover a personas de su más estricta confianza para darle lugar a otros que pudieran llevar adelante la idea original del "contrato electoral" con quienes lo respaldaron en las urnas.

Datos matan relatos

Pero los números mandan. Tanto en la realidad como en la cabeza de quienes se formaron en las áreas de la economía o las finanzas, como sucede con el núcleo duro de gestión del Gobierno. Empezando por el propio Milei y estacionando en el "¿superministro?" Federico Sturzenegger. Ambos con formación económica y un pragmatismo importante, que a veces nos hace ubicarlos en la ortodoxia del pensamiento político y al mismo tiempo en la heterodoxia de la praxis económica.

Para ellos, uno de los datos que supera el relato es la recaudación. En junio, el resultado fiscal muestra que "sin el 'efecto Ganancias' de mayo, los ingresos fiscales volvieron a mostrar caída en junio (-15% año contra año real), que incluso duplicó la baja promedio que había registrado entre febrero y abril". Así lo destaca con crudeza palmaria un informe de la consultora LCG -puntualmente el Alerta Económica/Resultado Fiscal- que circula entre las mesas de los operadores políticos, económicos y empresariales más importantes del país.

Y dice, también, que "en paralelo el gasto primario base caja agudizó el ajuste previo, reflejando una caída promedio del 35% anual real" y que "la baja se profundizó en las partidas vinculadas a subsidios, con pagos 74% menores a los de un año atrás medidos en términos

reales" Vale decir -amplían desde LCG- que en estos casos los pagos fueron incluso menores a los montos devengados, por ejemplo, en aquellos vinculados a hidrocarburos para los cuales la deuda flotante se incrementó durante junio. Además, los giros a universidades también acentuaron la caída previa, registrando un recorte del 95% anual real, y algo similar ocurrió con el gasto destinado a programas sociales como Potenciar Trabajo, Comedores y Tarjeta Alimentar que

promediaron un ajuste del 26% anual real contra el -15% de promedio que se registró entre enero y mayo. También hubo ajustes en el gasto en bienes y servicios, que fueron del 53% en junio cuando el promedio de los cinco meses previos había quedado en el 35%.

Méritos quedan

Del lado de las cosas favorables que el Gobierno va a usufructuar en los próximos meses hasta final de año, la sanción de la Ley Bases y el Pacto de Mayo alcanzado la semana pasada están al alcance de la mano. Tiene que "muñequear" con las leyes que quiera impulsar en desprendimiento de la Ley Bases y la aplicación de aquel polémico DNU que a principio de gestión generara tanto revuelo. Hoy en día, sofocado el incendio inicial del cambio de estilo de conducción, pareciera que hay más margen para aplicar alguna de esas iniciativas.

La cuestión de los "Cielos Abiertos" es una prueba de esto. La reforma del Código Aeronáutico se publicó la semana pasada, en el Boletín Oficial, mediante el decreto 599/2024. No pasó nada. Los gremios del sector parecen haber asumido la cuestión, pese a que hubo -y habrá- expresiones rimbombantes en la materia. Pero todo está en la expectativa de los próximos pasos. ¿Aerolíneas Argentinas será privatizada? ¿Intercargo sigue el mismo camino? ¿Vendrán operadores aerocomerciales nuevos, con tripulaciones extranjeras, a surcar los cielos argentinos para desarrollar su negocio? Son todas preguntas abiertas que podrán resolverse con el paso de los meses y dependerán del plafón político del Gobierno para sostener la idea original.

La inflación bajando, la fase dos del Plan de Gobierno supuestamente en marcha, el dólar intentando trepar, pero aplanándose con medidas que tienden a generar algo más de laxitud en sectores claves como el agropecuario y el importador; son señales para pensar que, si bien Milei no las tiene todas consigo, tampoco está tan desenfocado del norte al que quiere llevar la realidad nacional.

Habrá que aguardar un semestre más para poder observar, con más claridad, si este primer año de gestión sienta las bases para el crecimiento real a futuro y ordena la macroeconomía, o si fue otro intento mal habido de una tendencia ideológica clásica que no llega a consolidar un proyecto claro de conducción y gestión.