25/09/2024
Argentina volvió a hacer sonar el ruido de las campanas de Wall Street, cuando el Presidente se presentó ante empresarios y operadores financieros internacionales para hablar de los planes futuros del país y, sobre todo, la eliminación del déficit. Escucharon, tomaron nota, y algunos sonrieron con la versión edulcorada de Javier Milei, diferente del que empuñaba la motosierra en campaña.
Por
Matías Frati
Milei se mostró como un
estadista ante el mundo financiero. Pero lució dos caras de una misma moneda.
La dogmática, que utilizó al disertar en la apertura de la Bolsa de Valores de
New York, donde habló del rumbo elegido para evitar que el país cayera en la
peor crisis de la historia.
En ese reducto,
conocido normalmente como Wall Street, el Presidente dijo que no está dispuesto
a sacrificar el déficit fiscal, lo cual cae siempre como aire fresco ante
tantos años de desbalance en los números de los presupuestos nacionales, y
también justificó el momento actual diciendo que "al momento de arribar al
Gobierno, la Argentina estaba al borde de lo que hubiera sido la peor crisis de
su historia y combinaba los elementos de las tres más grandes crisis de la
historia argentina" (sic).
De aquel disruptivo
personaje de los paneles de programas de televisión con orientación a la
política y el show bussines, a este de hoy, Milei ha logrado conformar una
imagen de credibilidad internacional que parecía difícil de conseguir cuando
todavía pegaba gritos ante los micrófonos cuando algo de lo que se le decía no
era de su agrado.
En línea con la
realidad, la confianza en el Gobierno mostró una profunda caída en los datos
que mide la Universidad Torcuato Di Tella: el índice se hundió 15 puntos
porcentuales, reflejando que la recesión no es compatible con el buen humor
social. Es decir, la gente empieza a pensar que ya es hora de encontrar
mejoras, una vez realizado el cambio de signo político.
Quizás, la sociedad
esperaba tan solo modificar esto último, los líderes, cansada de tanta soberbia
que el espacio kirchnerista derrochaba por los cuatro costados. Ese estilo de
imponer antes de convencer no era solamente ejercido en la cúspide del poder.
Se hacía notar en cada rincón del país donde había cuadros militantes
oficialistas. Y eso fue parte del hartazgo social que derivó en el fin del
ciclo anterior. Dicho en criollo, la gente podría bancarse que Cristina
Fernández "le escupiera el asado" pero no que lo hiciera un "4
de copas" que nunca había sido nadie entre los suyos, en el barrio, y de
buenas a primera aparecía manejando un auto 0 km por solo pertenecer a las
mieles del poder. Por cosas como esas se agotaron los regímenes más sólidos de
la historia de la humanidad, el último ejemplo el de la república china con sus
líderes maoístas en declive.
En perspectiva
Volviendo a nuestras
cosas actuales, en New York el Presidente Javier Milei se da otro gustito
personal: decir que no avala la Agenda 2030. Y esto sí que es toda una
definición política y dogmática.
La Agenda 2030 fue
impuesta desde los sectores progresistas del mundo, con una amplia temática de
preocupaciones globales acerca de la preservación del planeta, pero también con
una carga ideológica sustancial, muchas veces dándose de patadas con creencias
muy arraigadas en los pueblos, como las religiosas. En la Argentina se traduce
como las políticas de género que el propio Presidente no adhiere, y muestra de
esto es el cierre del Ministerio de la Mujer que había creado -con ese rango-
el ex presidente Alberto Fernández.
Además, en "la
gran manzana" Milei se movió como pez en el agua, haciendo gala de su
formación académica de primera línea, de la que nadie duda, aunque algunos
puedan no comulgar con la escuela austríaca a la que abreva el primer
mandatario nacional.
Para los formadores de opinión del mundo financiero, muchos de los cuales tienen un ojo puesto en la Argentina como "nueva oportunidad de negocio" para 2025, la imagen edulcorada de aquel verborrágico panelista hoy devenido en Presidente es mejor a lo que se suponía continuidad en el poder de parte de la oposición actual.
En "la gran manzana" Milei se movió como pez en el agua, haciendo gala de su formación académica de primera línea.
Una píldora dorada
El presidente Javier
Milei se reunió, por tercera vez, con el director ejecutivo de Tesla, Elon
Musk, en Nueva York. Musk es mucho más conocido entre los jóvenes por ser el
dueño de lo que antes era Twitter, ahora X.
Los temas que se
hablaron en la reunión Milei-Musk, y que trascendieron a la prensa al ser
confirmados desde la vocería presidencial, fueron la desregulación que se está
llevando adelante en el país, los detalles del RIGI, de las implicancias de la
Ley Bases y el camino que está recorriendo la Argentina en su regreso a la
normalidad.
Musk tiene dos grandes aristas para el Gobierno. Por un lado, es el empresario más importante del mundo, en la actualidad. Por el otro, es un fuerte formador de opiniones. Esto último, no solo por ser el dueño de X -que es la red que forma opinión política por naturaleza- sino porque antes de eso ya era seguido por millones de personas en el planeta, a raíz de su controversial posición ante diversos temas. Es considerado "disruptivo" entre los players globales, por más que ahora haya morigerado su perfil como "regulador" tácito de lo que se dice y se conversa en el mundo. Sin ponerse rojo, en absoluto, Musk lució en la foto con Milei un gorro con el slogan de campaña de Donald Trump: "Make América Great Again". ¿Será que también apuesta a que la Argentina vuelva a ser grande, otra vez?
Tras reunirse con Milei, Elon Musk anunció su intención de invertir en nuestro país Mis empresas están buscando activamente formas de invertir y apoyar a Argentina.
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