07/11/2024
Buenos Aires (AT) - Matthias Steger, un químico farmacéutico con una década de experiencia, emprendió un viaje científico que comenzó modestamente con lápiz y papel. Su objetivo: descubrir un fármaco para tratar la retinosis pigmentaria, una rara enfermedad ocular degenerativa. Durante años, Steger meticulosamente registró estructuras químicas que afectaban a las células madre y progenitoras, esenciales para la regeneración en tejidos dañados. Sin embargo, encontrar el patrón correcto en estas estructuras era como buscar una aguja en un pajar. Aunque su formación en Roche le proporcionó una sólida base, el proceso de desarrollo de un nuevo medicamento requería enormes recursos financieros y una década de esfuerzo.
La alianza con la IA
Con la esperanza de
acelerar el proceso, Steger recurrió a la inteligencia artificial (IA). Envió
las estructuras químicas a Gisbert Schneider, un colega de Roche y experto en
diseño de fármacos asistido por ordenador en la Escuela Politécnica Federal de
Zúrich (Eidgenössische Technische Hochschule Zürich - ETH). Utilizando modelos
de IA, Schneider identificó moléculas con la actividad biológica deseada. Tras
años de pruebas y síntesis, Steger y su equipo generaron dos fármacos
candidatos. Uno de ellos, el EA-2353, ahora se encuentra en fase inicial de
ensayos clínicos.
Steger reconoce que sin
la IA, este logro habría sido mucho más difícil. Los algoritmos pueden revelar
patrones invisibles al ojo humano, y su impacto en la búsqueda de nuevos
candidatos a fármacos es innegable. En una era donde la inversión en IA está transformando
la industria farmacéutica, Steger y su empresa emergente, Endogena, están
liderando el camino hacia tratamientos más eficaces y eficientes. A medida que
los fármacos descubiertos mediante IA avanzan hacia ensayos en seres humanos,
las grandes empresas farmacéuticas, incluyendo los gigantes suizos Roche y
Novartis, compiten por liderar este campo.
Grandes
empresas farmacéuticas y su apuesta en la era de la IA
El año pasado, Roche
anunció una colaboración de investigación a largo plazo con el fabricante de
chips estadounidense Nvidia. Este acuerdo forma parte de al menos ocho acuerdos
de IA que Roche ha firmado desde 2019. Por su parte, la farmacéutica suiza
Novartis ofreció a Isomorphic Labs, una filial de Google DeepMind, un pago
inicial de US$ 37,5 millones, con la posibilidad de recibir otros US$ 1.200
millones si logra ciertos hitos en el desarrollo de tres nuevos candidatos a
fármacos. Estos ejemplos son solo una muestra de los más de 100 acuerdos
relacionados con la IA que empresas farmacéuticas y start-ups han firmado en la
última década para impulsar el descubrimiento de fármacos.
A lo largo de décadas,
los grandes laboratorios farmacéuticos han utilizado computadoras para apoyar
el desarrollo de fármacos. Sin embargo, hasta hace poco, existía cierta
reticencia a confiar plenamente en la IA. En la década de 2000, después de
experimentar con redes neuronales artificiales, las compañías farmacéuticas
sentían que la IA no había cumplido sus promesas. Estas primeras redes o
algoritmos carecían de sofisticación, datos y potencia de cálculo. Sin embargo,
la mentalidad ha evolucionado. Ahora, existe una mayor disposición a aceptar
las recomendaciones de los algoritmos de IA, y ninguna empresa farmacéutica
quiere quedarse atrás. Detrás de esta transformación se encuentran los avances
recientes en aprendizaje profundo, herramientas de IA generativa como ChatGPT,
la creciente potencia de cálculo y los conocimientos cada vez más profundos
sobre genética y biología molecular.
La última generación de
modelos de IA tiene la capacidad de analizar y descubrir patrones en conjuntos
de datos vastos y diversos, incluso en imágenes. Esto la convierte en una
herramienta especialmente valiosa para el descubrimiento de fármacos, donde se
trabaja con billones de células y alrededor de 20.000 genes codificadores de
proteínas en cada individuo.
En 2020, DeepMind, la
filial de investigación en IA de Google, presentó AlphaFold, un algoritmo capaz
de predecir las estructuras tridimensionales y las interacciones de proteínas,
ARN y ADN. Esta innovación fue crucial para determinar las estructuras
proteicas del SARS-CoV-2, contribuyendo al desarrollo acelerado de vacunas
contra el Covid.
AlphaFold
y su impacto
AlphaFold no solo ha
impulsado la investigación de nuevas dianas farmacológicas, sino que también ha
validado el potencial de la IA para lograr avances científicos significativos.
En la actualidad, existen numerosas herramientas de software de IA, tanto
patentadas como de código abierto, que las compañías farmacéuticas utilizan
para buscar datos relevantes en revistas médicas, explorar bibliotecas de
moléculas en busca de candidatos prometedores e identificar objetivos
terapéuticos para diversas enfermedades. Se estima que la IA podría reducir
entre un 25 % y un 50 % el tiempo y los costos asociados al descubrimiento de
fármacos, según diversos estudios.
Elif Ozkirimli,
responsable de productos de ciencia computacional para investigación y
desarrollo (I+D) de Roche en Basilea, señala que aunque la IA, incluyendo el
aprendizaje automático y los grandes modelos lingüísticos, no es una tecnología
completamente nueva, su adopción y escala se han acelerado significativamente
en los últimos dos años.
Roche
y Novartis
Roche ha destinado
aproximadamente 3.000 millones de dólares anuales para modernizar su
infraestructura digital y hacer que la IA sea una parte integral de su proceso
de I+D. Hace algunos años, Roche atrajo a los mejores biólogos computacionales
del MIT y la Universidad de Cambridge, formando un equipo de alrededor de 400 personas
en el departamento de ciencias computacionales de su filial Genentech en San
Francisco. Además, cientos de profesionales trabajan en Basilea y otras sedes.
En 2021, la empresa
adquirió Prescient Design, una start-up neoyorquina compuesta por tres personas.
Esta adquisición permitió desarrollar un conjunto de algoritmos entrenados con
datos tanto públicos como propios de Roche, provenientes de experimentos y
ensayos clínicos. Gracias a esta iniciativa, se han identificado nuevas
indicaciones para medicamentos más antiguos y se ha priorizado la investigación
de fármacos candidatos con mayores posibilidades de éxito.
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