20/01/2025
En algunos artículos periodísticos del hecho, lo mencionaban como "el uruguayo", quien se encontraba prófugo. Lo buscaban por integrar la banda que llevó a cabo el robo más importante de obras de arte en Argentina.
Por
Natalia Perzhalo
Fue a fines del
2009 y se trataba de la colección privada del médico Omar Mantovani.
La madrugada del 30 de noviembre, una banda de ladrones entró en la casona ubicada en Pilar y luego de 8 horas se llevaron un botín valuado en 4 millones de dólares.
En total, los delincuentes sustrajeron 77
cuadros además de 75 mil dólares, 3.500 euros y 25 mil pesos en efectivo,
esculturas de bronce, porcelanas, un cáliz de oro, un vestido de obispo con
hilos de oro y varias figuras religiosas.
Según los testimonios de aquel entonces, al
menos dos de los integrantes tenían conocimientos sobre arte. Y estaban en lo
cierto. Uno de ellos era Oscar Allendez, alias "el uruguayo".
Con el correr de la investigación se descubrió
que el entregador había sido Guillermo Tellier, un empleado de confianza de
Mantovani.
Fueron dos mujeres ex parejas de integrantes de
la banda, las que aportaron los datos precisos para lograr las detenciones y
recuperar los cuadros.
Sin embargo, a Allendez lo atraparon años
después en el aeropuerto cuando volvía de España. La PSA lo buscaba por otros
dos hechos también vinculados al robo de obras de arte.
Fue condenado a once años de prisión. Está
preso desde el 2015, hoy se encuentra en la Unidad 26 de Olmos, con un régimen abierto.
Saldrá en libertad el próximo año.
"Pienso retomar mi vida. Me ofrecieron trabajo como
asesor de arte en una aseguradora" cuenta Allendez en entrevista a Mundo Poder,
"me desempeño como técnico electrónico y tengo dos años de Ingeniería, hice dos
años en la UTN de Haedo".
Nació en Canelones en 1986 y lo trajeron a Argentina
cuando tenía 5 años. Su infancia transcurrió en diferentes institutos de
menores.
Su primer "trabajo" fue en Armstrong, Santa Fe,
donde se llevó varios bustos de bronce, pero por entonces no tenía tantos
conocimientos sobre arte y no supo bien qué hacer con ellos.
Con el tiempo, sus habilidades en ingeniería y
electrónica lo llevaron a ocupar el rol de "llave": "con lo que yo sabía mi
trabajo era fundamental, porque era el que abría las pruebas, las cajas
fuertes, etc."
La primera en hablar con la Policía fue la
novia de Tellier. Lo había denunciado por violencia. La segunda fue la ex esposa
de Adrián Hernández Hanza, uno de los autores intelectuales del robo.
"Adrián tuvo esa estúpida idea de hacer un DVD con fotos y mandárselas" recuerda Allendez acerca del material en el cual la mujer había reconocido parte de la casa de su ex suegro donde se encontraban las obras.
En su relato, "el uruguayo" cuenta que tuvo
conocimiento acerca de lo que había en la casa gracias a su vínculo con la pareja
de Tellier y que fue por ello que este último se había puesto violento con la
mujer ya que sospechaba de una relación entre ellos.
A casi quince años del robo quedaron cabos
sueltos, partícipes que no se descubrieron, objetos que no se recuperaron y se
vendieron...
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