19/03/2025
Marco Rubio, secretario de Estado de EE.UU., amenazó con sanciones 'duras y crecientes' a Venezuela si el régimen de Nicolás Maduro no acepta vuelos de deportación de migrantes desde territorio estadounidense
El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, lanzó una advertencia contundente al Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela a través de un mensaje publicado en la red social X, donde señaló que el país caribeño tiene la obligación "ineludible" de recibir a sus ciudadanos deportados desde territorio estadounidense, un asunto que, según afirmó, no está abierto a debate ni merece incentivos. Advirtió que, de no aceptarse un flujo constante de vuelos de deportación sin demoras ni pretextos, Estados Unidos responderá con sanciones "duras y crecientes" contra el gobierno venezolano.
La tensión entre ambos países se intensificó tras una decisión tomada en secreto por el presidente Donald Trump el viernes previo. Esa noche, Trump firmó una proclamación invocando la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, una medida que justificó alegando una supuesta "invasión" a Estados Unidos por parte de la banda criminal venezolana Tren de Aragua. Sin embargo, no se presentaron pruebas concretas que respaldaran esta acusación, y expertos legales han cuestionado la validez de usar esa ley en este contexto. La proclamación, que la Casa Blanca dio a conocer al público el sábado, tuvo como consecuencia inmediata la deportación de 261 migrantes, en su mayoría venezolanos, hacia El Salvador, donde fueron internados en una megacárcel gracias a un acuerdo entre Trump y el presidente salvadoreño, Nayib Bukele.
Por su parte, el gobierno de Venezuela reaccionó el lunes con una denuncia contundente. Afirmó que los migrantes deportados fueron "secuestrados" y anunció su intención de recurrir a organismos internacionales para acusar a Estados Unidos de cometer crímenes de lesa humanidad contra estos ciudadanos. Este enfrentamiento añade una capa más de complejidad a las ya frágiles relaciones bilaterales, que habían mostrado signos de acercamiento tras el regreso de Trump a la Casa Blanca el 20 de enero de 2025.
El Gobierno de Donald Trump envió a presuntos integrantes del "Tren de Aragua" a El Salvador, ante la negativa del Gobierno de Nicolás Maduro a aceptar deportaciones.
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De hecho, poco después de asumir el poder, Trump envió a Richard Grenell, su representante para Misiones Especiales, a reunirse con Maduro. En ese encuentro, ambos líderes acordaron retomar los vuelos de deportación de migrantes venezolanos desde Estados Unidos, un plan que parecía avanzar hasta que se detuvo abruptamente. El pasado viernes, cuando los vuelos estaban programados para reiniciarse, el ministro de Interior y Justicia de Venezuela, Diosdado Cabello, anunció la cancelación de las operaciones, atribuyendo la decisión a "problemas climáticos". Esta explicación ha generado escepticismo y ha avivado las críticas de Washington.
La postura de Rubio refleja una línea dura que combina presión diplomática y amenazas económicas. En su declaración, el secretario de Estado dejó claro que no habrá negociaciones ni concesiones: Venezuela debe cumplir con la repatriación de sus ciudadanos o enfrentar consecuencias severas. Las sanciones mencionadas podrían abarcar desde restricciones económicas adicionales hasta medidas dirigidas a funcionarios clave del régimen de Maduro, aunque no se detallaron específicamente en su mensaje.
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El traslado de los 261 migrantes a El Salvador, en lugar de a Venezuela, marca un giro inesperado en la política migratoria de Trump. El acuerdo con Bukele, conocido por su mano dura contra el crimen en su país, sugiere una estrategia de externalización para lidiar con los flujos migratorios, pero también ha desatado controversia. La decisión de recluir a los deportados en una megacárcel salvadoreña ha sido señalada por Caracas como una violación de derechos humanos, un argumento que el gobierno venezolano planea llevar a instancias internacionales.
Este nuevo capítulo en la relación entre Estados Unidos y Venezuela pone de manifiesto las tensiones persistentes en torno a la migración y la política exterior. Mientras Washington insiste en la repatriación inmediata y sin condiciones, Maduro parece resistirse, utilizando tanto la retórica como maniobras diplomáticas para ganar tiempo. La suspensión de los vuelos por "problemas climáticos" podría ser solo una excusa temporal, pero deja en el aire la pregunta de cómo evolucionará este enfrentamiento en los próximos días, especialmente si las sanciones prometidas por Rubio comienzan a materializarse.
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