La empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) confirmó este martes el hundimiento de una barcaza que prestaba servicios petroleros en el Lago de Maracaibo, ubicado en el noroeste de Venezuela. El incidente, ocurrido en aguas del municipio Valmore Rodríguez, dejó un saldo trágico: al menos un fallecido, dos desaparecidos y seis heridos. La noticia ha conmocionado a la región, una de las zonas históricamente vinculadas a la industria petrolera del país, y ha puesto en marcha una serie de acciones por parte de la compañía y las autoridades.
En un comunicado oficial difundido durante la noche, PDVSA informó que las labores de búsqueda y rescate continúan activas, en coordinación con los organismos de seguridad ciudadana. "Estamos trabajando sin descanso para localizar a los desaparecidos y esclarecer lo sucedido", señaló la empresa, que no precisó detalles sobre las identidades de las víctimas ni las circunstancias exactas del siniestro. Sin embargo, medios locales reportaron que el hundimiento se produjo tras una fuerte explosión, un dato que aún no ha sido confirmado oficialmente por la estatal petrolera.
Sobre los heridos, PDVSA detalló que "seis trabajadores de dicha empresa fueron rescatados y trasladados al muelle 2 de Bachaquero, donde recibieron atención médica y, posteriormente, fueron enviados a un centro asistencial". Aunque no se especificó la gravedad de las lesiones, la rápida respuesta permitió que los afectados fueran atendidos de inmediato. La empresa también destacó que, tras conocerse el siniestro, se activó un comité de investigación de alto nivel para determinar las causas del accidente y ofrecer apoyo a los familiares de las víctimas. "Una vez conocido el hecho, se tomaron todas las medidas necesarias para garantizar una respuesta integral", afirmó el comunicado.
El incidente tuvo lugar en el Lago de Maracaibo, específicamente a la altura de Bachaquero, entre las poblaciones de Lagunillas y Mene Grande, una zona estratégica para la producción petrolera venezolana. Este lago, que alberga una vasta red de instalaciones y equipos dedicados a la extracción y transporte de crudo, ha sido testigo de múltiples accidentes en los últimos años, muchos de ellos relacionados con el deterioro de la infraestructura y la falta de mantenimiento, según denuncias recurrentes de trabajadores y expertos del sector. Aunque PDVSA no ha vinculado el hundimiento a estas problemáticas, la magnitud del evento reaviva el debate sobre las condiciones de seguridad en la industria.
En su mensaje, la empresa expresó sus condolencias a los allegados de las víctimas: "Extendemos nuestro más sentido pésame a los familiares y amigos de quienes perdieron la vida o resultaron afectados en este lamentable suceso". Este gesto busca mostrar empatía en un momento de dolor, mientras las autoridades y el equipo de búsqueda y rescate trabajan contrarreloj para localizar a los dos trabajadores que aún permanecen desaparecidos. La incertidumbre sobre su paradero mantiene en vilo a la comunidad local y a los compañeros de los afectados.
El hundimiento de la barcaza no solo representa una tragedia humana, sino también un nuevo golpe para PDVSA, una empresa que atraviesa años de dificultades operativas y financieras. La estatal, que en su momento fue uno de los pilares económicos de Venezuela, ha visto mermada su capacidad productiva debido a sanciones internacionales, problemas de gestión y el envejecimiento de sus activos. Incidentes como este alimentan las críticas hacia la compañía, que ahora enfrenta el desafío de esclarecer las causas del accidente y evitar que se repitan en el futuro.
Medios locales y testigos citados por la prensa sugieren que la explosión pudo haber sido el detonante del hundimiento, un hipótesis que el comité de investigación deberá confirmar o descartar. De ser cierta, se abriría una nueva línea de análisis sobre los protocolos de seguridad en las operaciones lacustres de PDVSA. Por ahora, las autoridades no han ofrecido detalles adicionales, y la atención se centra en las tareas de rescate y en el estado de los heridos, quienes reciben tratamiento en un centro asistencial no especificado.
La tragedia en el Lago de Maracaibo pone de manifiesto los riesgos inherentes a la actividad petrolera en una región donde la infraestructura convive con condiciones ambientales exigentes. Mientras las labores de búsqueda continúan, los familiares de las víctimas esperan respuestas y apoyo concreto por parte de PDVSA. El desenlace de la investigación será clave para determinar si este accidente fue un hecho aislado o el reflejo de problemas estructurales más profundos en la industria petrolera venezolana. Por lo pronto, el luto y la incertidumbre dominan en Bachaquero, una localidad que, una vez más, se ve marcada por la adversidad.