El pasado lunes 21 de abril de 2025, el mundo despidió al Papa Francisco, quien falleció a los 88 años tras un pontificado de más de doce años marcado por su humildad y cercanía con los más vulnerables. Siguiendo su deseo de simplicidad, el Vaticano ha preparado una tumba que refleja su espíritu austero y su profunda conexión con sus raíces. La sepultura, ubicada en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma, está elaborada con mármol de Liguria, una región del noroeste de Italia de donde provenían sus abuelos, un detalle que añade un toque personal y simbólico a su lugar de descanso final.
Una Tumba que Habla de Humildad
El Papa Francisco, conocido por su rechazo a los lujos y su devoción mariana, dejó instrucciones claras en su testamento: quería una tumba "sencilla", "en la tierra", sin decoraciones ostentosas. La Santa Sede cumplió con su voluntad al diseñar una sepultura minimalista: una losa de mármol en el suelo con la inscripción "FRANCISCUS" -su nombre pontificio en latín- y, en la pared, una reproducción en plata de su cruz pectoral, que lleva la imagen del Buen Pastor. Este diseño no solo refleja su carácter humilde, sino que también contrasta con las tumbas más elaboradas de algunos de sus predecesores en la cripta de San Pedro.
La elección del lugar no es casual. Francisco optó por la Basílica de Santa María la Mayor, un templo al que acudía frecuentemente antes y después de sus viajes apostólicos para encomendarse a la Virgen Salus Populi Romani, un icono bizantino venerado por los romanos. La tumba se encuentra en la nave izquierda del templo, entre la Capilla Paolina y la Capilla Sforza, cerca del altar dedicado a San Francisco, un espacio que resuena con su devoción y su nombre elegido como pontífice.
El Mármol de Liguria: Un Vínculo con sus Orígenes
Lo que hace especial a esta tumba es el material utilizado: mármol de Liguria, específicamente pizarra de Lavagna, extraída de las canteras del golfo de Tigullio. Liguria es la región de donde provenían los abuelos paternos del Papa, un lugar que, aunque no visitó con frecuencia, siempre llevó en su corazón. Su bisabuelo, Vincenzo Girolamo Sivori, nació en Cogorno, un pequeño municipio de la zona, en 1850. En 2017, durante una visita a Génova, Francisco se reunió con miembros de la familia Sivori, un encuentro que, según Cristina Cogorno, sobrina de una prima del Papa, fue emotivo: "Nos saludó como un primo del fin del mundo".
El uso de este mármol no es solo un guiño a sus raíces, sino también un reflejo de su identidad. La pizarra de Lavagna es descrita como una "piedra del pueblo", humilde y resistente, características que encajan perfectamente con la vida y el mensaje de Francisco. Franca Garbarino, presidenta del distrito de donde procede la piedra, señaló que este material es "cálido" al tacto, a diferencia del mármol tradicional, que puede sentirse frío. Este detalle resalta aún más la calidez humana que el Papa siempre buscó transmitir.
Un Lugar de Descanso con Significado
La decisión de ser enterrado en Santa María la Mayor, en lugar de la cripta de San Pedro donde descansan muchos papas, rompe con una tradición centenaria. El último pontífice enterrado fuera del Vaticano fue León XIII en 1903. Para Francisco, esta basílica no era solo un lugar de oración, sino un santuario de conexión espiritual. La última vez que visitó el icono de la Salus Populi Romani fue el 23 de marzo de 2025, tras salir del hospital Gemelli, donde había estado internado por problemas respiratorios. Menos de un mes después, un ictus y otras complicaciones acabaron con su vida.
El Vaticano ha informado que la tumba podrá ser visitada por el público a partir del 27 de abril, un día después de las exequias, que se celebrarán el sábado 26 en la Plaza de San Pedro. El funeral, al que asistirán líderes mundiales como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, será seguido por un cortejo fúnebre que atravesará Roma hasta la basílica.
Un Legado de Simplicidad y Raíces
La tumba del Papa Francisco no solo es un lugar de descanso, sino un símbolo de su legado: un pontífice que, incluso en la muerte, quiso mantenerse cerca de los más humildes y de sus orígenes. El mármol de Liguria conecta su historia personal con su misión universal, recordándonos que, para Francisco, la fe y la familia siempre estuvieron entrelazadas. Mientras el mundo se prepara para despedirlo, su sepultura nos invita a reflexionar sobre la humildad y el amor que marcaron su vida, un mensaje que resuena más allá de las paredes de la Basílica de Santa María la Mayor.