En el marco del homenaje a las madres, durante todo el mes de octubre, “Reinventados” (Blaenvivo.com) se dio el honor de entrevistar a Alicia Daher. Bajo la conducción de Laura Ivaldi y Marianela Albertazzi, Alicia contó cómo es transitar la maternidad desde un lugar tan doloroso como lo es la pérdida de un hijo. Presidiendo la fundación que lleva el nombre de su hija, continúa su legado y deseo, y citándola en uno de los tantos valiosos escritos que ella dejó: “transformar el dolor en amor y el amor en acción
”. Con una vocación de ayuda al prójimo que es digna de rescatar y valorar. “A mí me hubiera gustado tener muchos hijos. Siempre me gustó, pensé que era algo fácil. Dios me bendijo con dos hijas. Es una alegría para mí la maternidad”, manifestó destacando los distintos caminos de transitar la maternidad desde diferentes maneras.



“Nínawa es mi segunda hija. Era una criatura que nació y se crió alegre. Era muy feliz, nació con una alegría especial. Era muy solidaria y comprometida socialmente desde chiquita”. La joven periodista de 31 años era también abogada y cofundadora de la Juventud de la Unión Libanesa Cultural Mundial en Argentina, de la que formó parte de su comisión directiva durante varios años. Murió la noche del 9 de enero de 2011, tras ser víctima de un accidente de tránsito en el barrio porteño de Retiro.
“Era la noche previa a mi cumpleaños. Falleció yendo a comprar mi regalo”.



“Al año que ella fallece la gente comenzó a donar en su nombre. Como seguimiento de su discurso y de su causa en vida. La gente donaba en su memoria. Era dinero que yo no quería recibir, entonces en cierto modo me vi ‘obligada’ a crear la Fundación Ninawa”, contó Alicia respecto a cómo se originó la Fundación que hoy lleva el nombre de su hija menor. “La fundación me ayudó mucho”.
Alicia es psicóloga, y desempeñaba su labor como tal desde hace muchos años. Pero tras la muerte de su hija su vida cambió completamente: “no volví nunca más a mi consultorio. No pude. Trabajaba mucho, me iba muy bien gracias a Dios, pero les fui totalmente sincera a mis pacientes: les dije que lo que me estaba pasando era demasiado poco ético. Nunca pude recuperar el valor del dolor de la otra persona, por lo que me había pasado a mí”. Una entrevista absolutamente reflexiva, íntima y emocionante que podés mirar y escuchar completa a continuación: