El primer ministro libanés, Hasan Diab, decretó para este miércoles 5 de agosto un día de duelo nacional, prometiendo que los responsables del terrible incidente “rendirán cuentas”. El Gobierno apunta a que unas 2750 toneladas de nitrato de amonio se encontraban almacenadas en el depósito del puerto de Beirut que explotó este martes y provocó al menos 73 muertos, 3700 heridos, además de daños sin precedentes en la capital libanesa
. “Es inadmisible que un cargamento de nitrato de amonio, estimado en 2.750 toneladas, se halle desde hace seis años en un almacén, sin medidas preventivas. Esto es inaceptable y no podemos permanecer en silencio sobre este tema”, declaró Diab ante el Consejo Superior de Defensa.

El nitrato de amonio es una sal blanca e inodora que se utiliza como base para muchos fertilizantes nitrogenados en forma de gránulos, aminonitratos, que son altamente solubles en agua. Como así también se utiliza para fabricar explosivos. Según las autoridades, la presencia de este fertilizante químico en el lugar fue el motor que provocó la explosión y generó una onda expansiva de aproximadamente 10 kilómetros.

El Consejo de la Defensa declaró a la capital como “zona de desastre” y la destrucción total o parcial de los hospitales cercanos obligaba a trasladar a los heridos a otras ciudades. Muchos países propusieron ayuda al Líbano, sobre todo Francia, que enviará durante la jornada de hoy, varias toneladas de material sanitario. Estados Unidos también ofreció ayuda, al igual que Alemania, que cuenta con miembros del personal de su embajada en Beirut entre los heridos. Por su parte, Israel ofreció ayuda humanitaria y sanitaria, país con el que el Líbano se encuentra técnicamente en guerra.

Esta tragedia se da en un momento en el que el país atraviesa su peor crisis económica en décadas, marcada por una depreciación monetaria inédita, hiperinflación, despidos masivos y drásticas restricciones bancarias, además de la pandemia de coronavirus.