Se trata de Serguei Torop, más conocido como Vissarion, quien desde hace treinta años presidía los destinos de miles de discípulos que lo veían y consideraban como la reencarnación de Jesús. Este gurú de una secta en Siberia, fue detenido por las fuerzas especiales rusas.

Vissarion sintió un “despertar” poco tiempo después de haber perdido su trabajo en 1989, cuando la Unión Soviética se desmoronó. Dos años más tarde, fundó la “Iglesia del Último Testamento”, y su culto se ubicó en una aldea construida en un bosque por sus fieles, en el distrito de Kurgan, en la región siberiana de Krasnoyarsk.
No solo Vissarion fue detenido durante la jornada de hoy martes, sino que también lo fueron dos integrantes de su familia: Vadim Redkine y Vladimir Vedernikov. Están acusados de haber utilizado a la secta para extorsionar por dinero a sus discípulos, y de haber ejercido “violencias psicológicas” sobre ellos, causando, a su vez, daños graves en la salud. Según informaron desde la prensa local, los tres podrían ser condenados a 12 años de prisión.

El “Jesús de Siberia” había juntado a sus miles de fieles en una zona aislada para realizar su propio “Arca de Noé”, con el fin de salvar a la humanidad de un cataclismo que el hombre viene provocando. Los seguidores, que aspiran a la autosuficiencia y a una vida simple y despojada de bienes materiales, manifiestan vivir en comunión con la naturaleza. No utilizan dinero, son vegetarianos, no fuman ni beben alcohol, cultivan su propio alimento y usan energía a través de paneles solares. Se instalaron en unos 40 pueblos, a miles de kilómetros de Moscú y entre sus seguidores se encuentra gente que vino de lugares tan lejanos como Cuba o Australia.