Es uno de los restaurantes más conocidos de Villa Luro, lugar donde llevan más de cincuenta años acompañando a sus comensales, que definen como “parte de su familia”. ¿Necesitabas un lugar para comer locro? Acá te mostramos uno.

En estos días previos a una fecha patria, la gente va investigando -ya sea por redes o por algún cartel que vea en la calle- los mejores lugares para comer un buen locro, unas deliciosas empanadas, o lo que fuere. Las opciones, si bien abundan en la Ciudad de Buenos Aires, uno siempre termina optando por la vibra “familiar”. Pero si por alguna razón, la tuya no se junta este año a festejar, en Villa Luro tienen la solución.
El Bodegón, un lugar con historia
Hace 52 años nacía el Bodegón de Villa Luro, un pintoresco local a cargo de una española llamada Doña Lola, cuando tenía en ese momento 47. Sus hijos Tito, Pepe y Cacho atendían el salón, y ella firme en la cocina, preparando sus especialidades: empanadas gallegas, pulpos, mondongos, locritos y enormes parrilladas, que fueron conquistando los paladares de la ciudad.
Como una mezcla entre las “viejas” pulperías y un típico bodegón, este se caracteriza por ser familiar como pocos. Tan así, que un día aparecieron las nueras y los nietos que se criaron entre copas, secretos de cocina, bochinche y anécdotas nostálgicas de salón.
El restaurante creció y entre comidas fue pasando la historia. Venían los trabajadores del Hogar Obrero invitados especiales, trabajadores de Fiat Ombu, socios de la Sociedad de Fomento Amigos de Villa Luro, Carlitos de 101 años a compartir unos moscatos tempraneros, Manolo el plomero que no dejaba de fumar ni para comer, algún que otro cliente de paso que mezclaba sus fideos, el te y el flan argumentando que “todo se mezcla en la panza”.
Las noches de desvelo entre cartas e innumerables tumbados por el alcohol firmes en la barra, más de un famoso que dejó su huella como el gran titiritero del barrio Roberto Docampo, algún que otro trompazo que hubo que parar a tiempo, la incondicional hinchada de Vélez, el plantel de vóley femenino de Villa Luro que venían al salón los viernes por la noche e innumerables personajes más. No solo los años permiten reconstruir la historia, sino también las vivencias de un pequeño salón en el cual es imposible sentirse solo.
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El toque especial del Bodegón

La encargada de las redes sociales del restaurante, Gisela María Landro, le contó a Mundo Poder acerca del toque especial que tiene el Bodegón. “Nos caracterizamos por hacer platos frescos, abundantes. Nada de productos elaborados, los platos se hacen en el momento. Es un restaurante familiar, se hacen comidas caseras”. Y agregó: “La gente nos elige por eso” porque en este momento “tenemos mucha demanda”.
Además, confesó sobre los preparativos especiales que tienen cuando se acerca una festividad, en este caso, el 9 de Julio. La mujer definió al locro como “la vedette del lugar”, ya que el plato más pedido de esos días. Pero también, explicó que la gente suele pedir las empanadas, que se hacen “fritas, bien sequitas”.

Por otro lado, Gisela comentó acerca de su rol en redes y de la manera que le pidieron proyectar la imagen del lugar en las mismas. “Hago todo tipo de diseños. El del Bodegón está hecho al pedido de la familia: fotos grandes, de cerca, no tanta producción fotográfica. Todo así como sale, que sea real”. Señaló, además, que “todo es pulmón ahí”.