Según pudo determinar un equipo de investigadores, liderados por el doctor Pere Clavé, de la unidad especializada en trastornos de deglución, el 53% de los pacientes con coronavirus ingresados desde el mes de marzo la Hospital de Mataró de Barcelona, padecen de disfagia orofaríngea, que consiste en la dificultad para tragar alimentos o líquidos.
Más de la mitad de los 240 pacientes que fueron examinados sufren esa dificultad, el 75% padece riesgo nutricional y el 27% llega al centro de salud con signos de malnutrición, que son otros dos problemas que preocupan a los especialistas. “Es algo que ocurre en muchos de nuestros pacientes que ingresan por múltiples motivos, pero lo que sorprende es que con el COVID-19 sucede diez años antes de lo que debería”, expresó Clavé.

Sorprendidos por estos hallazgos, los especialistas decidieron ir en busca de este tipo de secuela, ya que puede pasar desapercibida fácilmente, y como lograron encontrarla en abundancia, se propusieron un estudio de seguimiento durante seis meses. Con la intención de recabar más datos, una empresa que se dedica a la nutrición de personas enfermas decidió financiar dicha investigación, que estudiará a 256 pacientes de tres centros vinculados al hospital de Mataró.
“Si se confirma lo que estamos viendo, le vamos a proponer a la Organización Mundial de la Salud que lo considere uno de los síntomas del COVID-19, como pasó con los estudios iniciales sobre la pérdida de olfato y de gusto. Una parte de los enfermos llegó ya con malnutrición, creemos que fue porque habían pasado una semana en sus casas con la enfermedad hasta que ingresaron en el hospital por problemas respiratorios. Cuesta mucho recuperarse de la malnutrición, por eso creemos que la evaluación a los seis meses nos dará una visión más exacta de lo importante que es la disfagia como síntoma, para empezar a actuar antes de que dé la cara esta secuela”.