“Esperá que me acerco yo, que vea que está la mamá” dice Fany que desde hace 10 meses, en San Fernando, repasa junto a Naty Costa cada uno de los pasos que a veces se contradicen, a veces se refuerzan y otras faltan.



El 25 y 26 de noviembre se llevó a cabo el operativo de búsqueda de testigos que puedan aportar información que permita dar con el paradero de Valeria López quien fue vista por última vez la noche del 26 en una parada de colectivos a pocas cuadras de su casa.
Esa noche Vale se juntó a comer con un amigo y más tarde iría al lavadero “Bob esponja”, en el que trabajaba desde hacía un tiempo, para festejar el cumpleaños de un conocido.



Según las personas citadas a declarar del lavadero, esa fiesta nunca existió, y a Vale la vieron por última vez a la tarde.
Todos los testigos que dijeron conocer a Valeria señalaron lo mismo, “siempre la veíamos en el lavadero” y “era una chica de muy buen carácter, muy simpática”.
En este último operativo, un testigo de identidad reservada, recordó ver a la mujer desaparecida, discutiendo con un hombre. Otros tres vecinos recordaron haber escuchado una brusca frenada de un vehículo que podría ser un auto o una camioneta (como la que por entonces tenía David Ismaín, su ex pareja y la cual poco después desapareció). También escucharon el grito de una mujer. Era la madrugada del domingo.



Si esto es parte de la cronología de los hechos, dónde estuvo Valeria desde que se despidió del amigo con el que cenó hasta entonces.
El vehículo la habría interceptado a pocos cuadras de su casa, ¿acaso estaba regresando?. Según lo señalado, ingresó de de contramano porque a esa altura se convierte en mano única.
¿La persona que conducía, conocía el camino de la mujer hasta su casa? ¿Sabía que en ese momento ella estaba haciendo ese recorrido? ¿Cómo?
En concreto, se sabe que Valeria, madre de 2 hijos y muy apegada a Fany, con quien vivía, no se marchó por su cuenta, aunque en la carátula de la investigación indique casi 10 meses después “averiguación de paradero”.
Ella no tenía celular y aquella noche su propio amigo le había prestado una SUBE para poder viajar porque tampoco tenía la tarjeta para trasladarse.



La hipótesis más fuerte:
Como en muchos otros casos, la insistencia en despistar refuerza el camino de la investigación. Por eso, meses después de la desaparición de Valeria, Fany recibió un mensaje de voz por whatsapp en el que le indicaban una dirección en la que tenían secuestrada a su hija.
De manera presencial se comprobó que la pista era falsa pero reforzó la teoría de que los involucrados trabajan desde entonces en distraer la investigación.
La relación de la hija de Fany e Ismaín llevaba no más de un año, según recuerda ella, sólo lo vio en un par de oportunidades. Luego de ello se comunicó con ella los primeros tiempos durante la búsqueda para “saber cómo estaba y si tenía alguna novedad”.
Desde el 27 de enero hasta el 29 Ismaín se fue de su casa ubicada a pocas cuadras de la casa de Valeria. Una persona que no se animo a declarar lo vio el 27 cargando unas cuantas bolsas, las cuales supuso que eran de ropa, en la camioneta blanca “tipo ambulancia”.
¿Por qué señalan a Ismaín como el principal sospechoso? Por sus vinculaciones a vendedores y consumidores de drogas locales así como de personas de su círculo más intimo relacionados a la explotación sexual de mujeres.
En el inicio de la investigación, en la que Valeria figuraba como Victoria, se llevo a cabo el allanamiento de una propiedad en Escobar alquilada por unos amigos de la pareja de Valeria a la que él iría. Los resultados fueron negativos pero quienes estuvieron en ese momento señalan que fue mal realizada, de la misma manera ocurrió con la camioneta.
A partir de este nuevo operativo se tomaron nuevamente declaraciones a testigos que hoy cuentan una versión diferente y hasta contradictoria en algunos casos acerca de la noche en la que Valeria fue vista por última vez. La clave está en la fiesta que que ¿no se hizo? en el lavadero.
Restan ahora, volver a armar el rompecabezas y reforzarlo con las pruebas que provengan de registros de las líneas de colectivo a las que se habría subido la víctima aquella tarde; los registros de llamadas y mensajes de los que podrían estar involucrados, principalmente los de David Ismaín, y los registros de cámaras tanto de las estaciones de tren como de las cuadras por las que se la recuerda a a Valeria transitando.
La única certeza con la que cuenta la familia y los investigadores es que la mujer no se fue por su cuenta sino que fue secuestrada. Ahora resta saber quién, por qué y a dónde está Valeria.
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