El papa Francisco viajó a Irak en un contexto de cifras récord de contagios por coronavirus y con la reciente noticia de que el encargado de preparar su visita, el nuncio Mitja Leskova, diera COVID positivo
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Esta es la primera salida del Papa al extranjero desde el inicio de la pandemia y con la que dará su apoyo a la minoría cristiana en el país, víctima de la persecución de los yihadistas del grupo Estado Islámico y de la violencia en los últimos años.
Esta visita llega tras una invitación oficial emitida por las autoridades de asuntos políticos, implicando al presidente de la República de Iraq. También se une a una segunda invitación de la Iglesia Católica de Irak.



En este contexto, las autoridades de Irak volvieron a imponer fuertes restricciones mientras esperan el arribo del primer lote de la vacuna china Sinopharm en los próximos días.
Irak es uno de los países más afectados en Medio Oriente, con casi 700.000 casos reportados y más de 13.400 muertes
desde el inicio de la pandemia.
El Ministerio de Salud atribuyó esa situación al relajamiento entre la población, que dejó de utilizar tapabocas y practicar la distancia social a medida que los casos bajaban y, sobre todo, a la aparición de la llamada cepa británica, mucho más contagiosa.
Las autoridades impusieron nuevas restricciones a partir del 18 de este mes y hasta el 8 de marzo, justo el día en que termina el viaje papal.
La medida incluye toques de queda nocturnos entre las 20 y las 5 que se extienden a un confinamiento total de viernes a domingos y se impuso el cierre de algunos establecimientos no esenciales y multas más altas para quienes no usen tapabocas en espacios públicos.