Una jornada que debió haber sido pura emoción y respeto por la despedida de los restos de Diego Armando Maradona, fue todo lo contrario. Corridas, enfrentamientos, caos desdibujaron una postal que se vio en todo el mundo. Ayer se realizó el multitudinario y público velatorio en la Casa Rosada del futbolista argentino más querido y reconocido en todo el planeta. Pero todo fue un desmadre.



Alberto Fernández admitió que un grupo de barrabravas formaron parte de lo que fueron los desmanes, y que, tal vez, desde el Gobierno debieron haberlo contemplado cuando se organizó el operativo de seguridad para contener la euforia popular. Asimismo, fue crítico con “la violencia singular” que tomó la Policía de la Ciudad cuando quiso interrumpir la fila de gente que estaba a la altura de la zona del barrio de Constitución, a la espera del ingreso en la Casa de Gobierno. “Vinieron muchos hinchas de fútbol, mucha de esa gente exacerbada en su ánimo que solemos ver en las canchas de fútbol, a tratar de entrar de cualquier modo. Obviamente, mucha de la gente que entró en ese momento lo hizo con ánimo de hinchada de futbol, por decirlo de algún modo. Debimos haber previsto la presencia de barrabravas
”.
El velatorio iba a realizarse, en un primer momento, hasta las 16 horas. Debido al caos que se estaba produciendo y la invasión de gente en la Casa de Gobierno, se suspendió una hora antes de lo acordado, completamente. Luego, pasadas las 17 horas el féretro se dirigió en caravana hacia el cementerio privado Jardín de Bella Vista, donde Maradona fue enterrado junto a sus padres, Doña Tota y Don Diego.



“La verdad es que confiamos mucho en la conciencia social y quiero aclarar que la inmensa mayoría no participó de estos incidentes
”, aseguró el presidente, tratando de no incluir en la misma bolsa a toda la sociedad que quiso brindarle el último adiós al astro del fútbol.