El Líbano enfrentó grandes protestas antigubernamentales en medio de una creciente indignación popular y muestras de solidaridad internacional debido a la catastrófica explosión que devastó parte de Beirut.

Durante la primera jornada, policías dispararon gases lacrimógenos contra una columna de manifestantes que trató de derribar unas rejas colocadas en torno al edificio del Parlamento en Beirut.
Luego, se supo que la multitud de manifestantes tomó el edificio de la cancillería del Líbano para proclamarla «sede de la revolución». Al menos 130 personas resultaron heridas en los enfrentamientos, 28 fueron trasladados a hospitales, y 102 tratados en el mismo lugar.
Por su parte, las autoridades del Líbano habían prometido una investigación transparente en medio de una lluvia de pedidos de una pesquisa independiente y de acusaciones de que el estallido fuese consecuencia de la corrupción y de la incompetencia de la clase política que rige en el país árabe.
La explosión transcurrida el martes último en el puerto de Beirut causó una enorme destrucción que dejó alrededor de 154 muertos y unos 5.000 heridos, más decenas de desaparecidos y 300.000 personas en situación de calle ante la pérdida de su hogar
. En tanto la destrucción principal del puerto genera grandes temores de una crisis alimentaria en el país que importa casi todos los productos vitales que consume.

A partir de los testimonios y las evidencias que demuestran que todos los niveles del Estado sabían de la existencia de las toneladas de nitrato de amonio en el puerto y su peligrosidad que causaron el estallido, la tensión política y el clima de indignación social continuaron creciendo.
Por esta razón, grupos de civiles convocaron a movilizarse en Beirut para reclamar justicia y el fin del sistema estructural de corrupción que llevó a cabo la explosión más devastadora que hayan visto los libaneses pese a los años de guerra civil, invasiones y ataques externos.
Protesta en imágenes:



