En el verano de 2003, Diego Veronelli experimentó una escena de película que se grabó en su memoria e impulsó su carrera en el mundo del tenis. En aquella época, se encontraba sin entrenador y afrontaba en soledad la preparación para una nueva aventura en el circuito de la ATP, donde llegó a ocupar la 165° posición en 2004. Sin embargo, una leyenda se cruzó en su camino: Guillermo Vilas, quien lo acompañó durante varios días y luego le envió un mail con decenas de consejos para mejorar su juego.
En las últimas horas, el ex tenista argentino reveló las recomendaciones que le brindó Willy para disputar un partido ante un francés (no menciona el nombre) y, de inmediato, el correo electrónico se convirtió en furor en las redes sociales. “No tomés riesgos innecesarios. Tomá seguridad. Cuando te la veas mal, jugate consciente y apuntá. Que no sea un lance. Hoy sos un jugador completo y podés realizar cualquier tiro”, inició la carta.



Y agregó: “Los riesgos los podés controlar. Sabés el riesgo que tomás, peso si sabés que no hay otra, tomalo decidido. Es eso o nada. No tomés riesgos si sabés que con dos tiros más vas a ganar igual el punto. Los riesgos se toman cuando no queda otra. Si los tomás así, los riesgos se incorporan a tu juego. Lo que ayer era un riesgo, hoy es un tiro que manejas con aplomo“.
El ganador de cuatro títulos de Grand Slam envió las sugerencias el 23 de enero de 2003, cuando Veronelli estaba disputando un torneo ITF en Jamaica. En aquel certamen, arribó a la final y se enfrentó con dos franceses en el camino hacia la definición: Benjamin Cassaigne y Dimitri Lorin, cuya mejor posición de ambos en el escalafón internacional fue 302°.



“Tenés demasiado juego y respondés a las exigencias. No porque juegues bien hagas demasiado para ganar. No pierdas ningún punto. No juegues para el público. Nunca pienses que has ganado. Nunca pienses que has perdido. Nunca pienses que es difícil o fácil. Pensá en lo que tenés que hacer. Hacelo lo mejor que puedas. Aplicá lo que te parezca correcto. Realizá los golpes como si cada uno te abriera un nuevo mundo mejor”, enfatizó Vilas.
“Sé humilde. Sé sincero. Sé fuerte. No seas duro contigo mismo. No te alabes. Escuchá tu conciencia. Aplicá y resolvé. Guardá lo bueno y sacá lo malo. Sin contradicciones. Sin reproches. Claro, lúcido y sin parar por un instante. Todo es bueno si te deja algo. Hoy sirve para el futuro. El futuro no sirve para hoy”, concluyó el mail que el porteño decidió compartir a raíz de la presentación del documental ‘Vilas: serás lo que debas ser o no serás nada’, que se encuentra disponible en Netflix.
El ex tenista, de 40 años, brindó detalles en las redes sobre sus primeros encuentros con Vilas: “’Flaco, ¿querés que te dé una mano?’. Corría el verano de 2003 y yo estaba sin entrenador, cuando Guillermo Vilas se cruzó en mi camino. Al otro lado del alambrado, en una de las canchas del club que llevaba su nombre, Willy advirtió la situación (…) sin dudarlo un instante se metió en la cancha y empezó a ayudarme a modo de sparring/coach (a él también le gustaba jugar por el simple hecho de pegarle a la pelota)”.
En 2003, Veronelli accedió a dos finales entre Challenger y torneos ITF, mientras que un año más tarde fue finalista del ATP de Buenos Aires junto a Federico Browne, pero fueron derrotados en el duelo por el título por Lucas Arnold y Mariano Hood. Luego de su retiro, fue subcapitán de la Fed Cup y trabajó como entrenador de la puertorriqueña Mónica Puig. “Después de varios días de valiosos consejos, yo viajé al torneo y me pidió que siguiera en contacto, cosa que así hice. No solo para agradecerle sino para seguir pidiéndole consejos. Acá la prueba de por qué es un número 1. Me los guardé como un tesoro bajo llave, y hace poco decidí compartirlos públicamente. Hoy lo hago de nuevo”, cerró la anécdota que perdura en su memoria y, en especial, en su corazón.