25/10/2024
En el sector industrial se generan a diario enormes volúmenes de residuos que, en la gran mayoría de los casos, generan problemas ecológico-ambientales. Con el avance de la ciencia y la generación de nuevos conocimientos, los descartes agroindustriales pueden transformarse en importantes oportunidades de desarrollo productivo.
Este es el caso de dos proyectos desarrollados por un grupo de investigación de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral (FIQ-UNL) y del Instituto de Investigaciones en Catálisis y Petroquímica (INCAPE, UNL-Conicet), con la participación de investigadores del Instituto de desarrollo y diseño (INGAR, UTN-Conicet).
El primer proyecto
comenzó en 2020 con la construcción y el diseño de una planta piloto para
escalar la producción de sílice de alta pureza a través de la cáscara de arroz
para ser empleada como materia prima y aditivo en diversas aplicaciones. En
2023, con la Planta Piloto en marcha, se desarrolló una tecnología para el
aprovechamiento de la cáscara de arroz como combustible másico en la producción
de sílice de alta pureza.
Ambos proyectos fueron
gestionados a través del Centro para la Transferencia de los Resultados de la
Investigación (Cetri Litoral), presentados junto a la empresa Risiera SRL y
recibieron financiamiento a través de la línea SF Innovar de la Agencia
Santafesina de Ciencia, Tecnología e Innovación. Esta firma está localizada en
la ciudad de San Javier, en la provincia de Santa Fe y se dedica a la
producción, industrialización y comercialización de arroz elaborado en
distintas variedades y presentaciones. Participaron en los equipos de trabajo
de estos proyectos: Laura Cornaglia, Betina Faroldi, Carlos Lopez Vargas y
Santiago Tomasini, María Aneley Paviotti y Rodrigo Torra del INCAPE; Pío
Aguirre e Ignacio Schmidhalter del INGAR.
"Esto es un claro
ejemplo de los resultados que pueden obtenerse con la articulación entre el
sistema científico y la industria. La innovación es fundamental para el
crecimiento y la competitividad, y estos son proyectos que combinan la
generación de conocimiento por parte de la Universidad, junto al compromiso de
una empresa de la región que entendió que este tipo de colaboraciones son claves
para dar impulso a desarrollos sostenidos", expresó el decano de FIQ, Adrian
Bonivardi. Es destacable, añadió, "que uno de los responsables de la firma es
Ingeniero Químico egresado de la FIQ y eso también es motivo de orgullo para
nosotros".
Economía
circular
A partir del primer
financiamiento, en 2020, el objetivo fue el diseño y la construcción de una
planta a escala piloto de un desarrollo obtenido y probado en escala de
laboratorio. Esto es, escalar la producción de sílice (SiO2) amorfa de alta pureza
y tamaño de partículas nanométricas, obtenidas a partir de la cáscara de arroz,
para ser empleada como materia prima y aditivo en diversas aplicaciones. "Nos acercamos a la Universidad, para tratar
un subproducto que tenemos en la molienda del arroz, que se utiliza en la
alimentación de bovinos. En la FIQ nos conectan con la Facultad de Ciencias
Veterinarias por ese tema y además nos ofrecen este proyecto en el que las
investigadoras ya se encontraban trabajando. Ante nuestro interés, el grupo
hizo las pruebas con nuestras cáscaras de arroz, que es el primer subproducto
que obtenemos a partir de la molienda del arroz.
Con los resultados de
la prueba de laboratorio, decidimos presentar el proyecto en la convocatoria.
Hoy ya tenemos la planta piloto instalada y sabemos que el proceso funciona, el
escalado fue positivo, como para avanzar a escala industrial cuando se pueda
hacer la inversión", comentó Pablo Bode, CPN graduado en la Facultad de
Ciencias Económicas de la UNL y co-fundador de la firma. ¿Para qué se usa el
sílice? Entre algunas de sus aplicaciones más usuales se encuentran pinturas y
lacas; resinas de poliéster, resinas laminadas y gel; caucho de silicona;
adhesivos y sellantes; tintas de impresión; compuestos y geles de cables;
pastas de dientes, y en cosmética. "Es un producto utilizado como materia prima
en una gran diversidad de mezclas, por eso pensamos que a partir de esto se
pueden generar también otros planes de negocio, no sólo para nosotros, sino
para otras empresas que quieran innovar", agregó.
Cabe señalar que,
actualmente, la sílice utilizada en estas industrias proviene de otro tipo de
origen comercial o natural (siendo este no renovable) y en algunos casos es
importada y presenta un elevado costo. De este modo, se aprovecha un residuo
agroindustrial regional logrando uno de mayor valor comercial. La valorización
de las cáscaras de arroz producidas en grandes volúmenes en las plantas
arroceras (actualmente sólo en Risiera se producen 250 toneladas de cáscaras
por mes) permite solucionar una problemática ambiental en la provincia de Santa
Fe y fortalecer las capacidades competitivas de la empresa contribuyendo a
mejorar la productividad y establecer vínculos con grupos de investigación de
la Universidad y el Conicet.
Al respecto de esta
articulación y de los resultados obtenidos, la docente-investigadora Laura
Cornaglia, manifestó: "Este proyecto pudo avanzar gracias a la iniciativa y al
apoyo de la empresa, a la participación del INGAR y de nuestro grupo de
FIQ/INCAPE. La complementariedad de nuestras líneas de investigación y el
trabajo conjunto permitió llegar a la concreción de la planta piloto de
producción de sílice".
Generación
de energía
En 2023, con la Planta
Piloto para la obtención de SiO2 en marcha en instalaciones de la firma en la
localidad de San Javier, se presenta un nuevo desafío: desarrollar una
tecnología para el aprovechamiento de la cáscara de arroz como combustible
másico en la producción de sílice de alta pureza. Es decir, utilizar las
cáscaras de arroz como combustible sostenible y renovable en reemplazo de otras
fuentes de energías no renovables, contribuyendo así también en la mitigación
del cambio climático.
De esta forma, una
porción de la cáscara producida en el procesamiento de arroz, se utiliza para
generar energía térmica y el resto para producir sílice de diferentes
calidades. De acuerdo a lo explicado por el equipo de investigación, "las
cáscaras de arroz constituyen una de las formas de biomasa proveniente de la
agricultura regional que puede proveer alta eficiencia térmica. A partir del
quemado se produce una alta proporción de cenizas (20%), constituidas
principalmente por sílice. Recuperar esta sílice y usarla como un bio-recurso
es importante desde el punto de vista medioambiental".
Cabe destacar que un
desarrollo de este tipo no se ha llevado a cabo en nuestro país previamente.
Por lo tanto, procesos exitosos de esta naturaleza serían adoptados rápidamente
por regiones también afectadas por esta problemática, abriéndose las puertas
para comerciar estas tecnologías de alta demanda en el exterior con países
productores de arroz.
Otras
proyecciones
Cabe destacar que
durante 2023, el grupo del Área de Cereales y Olegianosos del Instituto de
Tecnología de Alimentos (ITA-FIQ) se reunió con representantes de las empresas
de dos grandes arroceras de nuestra región: Pablo Bode de Risiera SRL (arroz
San Javier) y Maximiliano Carlen de Molino Arrocero Los Cerrillos (arroz
Trimacer).
Las
docentes-investigadoras Silvina Drago y Micaela Albarracín, junto a Lucas Bruera;
secretario de Relaciones con el medio de FIQ, mostraron las capacidades
instaladas en los laboratorios y Plantas Piloto del ITA. Asimismo, se
explicaron las diferentes líneas de investigación que se llevaron a cabo en los
últimos años en torno al agregado de valor del arroz y los productos finales ya
desarrollados.
Juntos proyectaron
otras articulaciones para dar respuesta al entorno socio-productivo, entre
otras posibles acciones. Autoridades del gobierno de la provincia de Santa Fe,
gestor de la Universidad e integrante del equipo de investigación, visitaron la
planta piloto ubicada en la empresa Risiera para conocer las instalaciones y el
modo de procesamiento, como así también dialogar acerca de las actividades de
los proyectos en marcha.
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