14/01/2025
La productividad agrícola de Argentina no prospera al ritmo que nuestros principales competidores americanos: Estados Unidos y Brasil. Hay barreras que impiden este avance y, mientras no sean evidentes sus consecuencias, seguirá sin priorizarse el camino a seguir para avanzar sobre el desarrollo y romper techos productivos.
La conclusión salta la vista cuando se compara la
evolución en las últimas dos décadas de superficie y volúmenes de cosecha para
la sumatoria de los principales tres cultivos agrícolas del mundo, trigo, soja
y maíz, en los tres principales productores del continente americano. La
superficie de cosecha de estos tres cultivos aumentó 30% en Argentina y 93% en
Brasil en los últimos 20 años, mientras en Estados Unidos solo creció 17%. }
Puede decirse que hay mayor antigüedad como
productores de commodities agrícolas en Estados Unidos y Argentina, con menores
fronteras por explorar, mientras Brasil hace pocas décadas comenzó a contar su
historia y conquistar superficie. En cuanto a las toneladas cosechadas de estos
tres granos, mientras en Argentina creció 83%, en Brasil creció 206%, más del
doble, y en Estados Unidos 44% en las últimas 20 campañas.
Las proporciones cambian cuando se comparan
rendimientos nacionales promedio, un valor que resume el resultado del
desarrollo tecnológico para vencer techos productivos. Los rendimientos de soja
crecieron 33% en Argentina, según el rendimiento nacional promedio de la
campaña 03/04 respecto al de la 23/24; Brasil creció 35%, mientras Estados
Unidos incrementó 53% sus rendimientos promedio: Argentina ha tenido el desempeño
más bajo, y es de los tres el de menor rendimiento promedio nacional, con 29,4
quintales por hectárea, respecto a 32 y 35 qq/ha de Brasil y Estados Unidose.
Uno por uno. En cuanto a maíz, mientras Argentina muestra un casi insignificante aumento de rendimientos, solo 1% en 20 años, Brasil suma 63% y Estados Unidos 28%. Es la riqueza ambiental la que permite que nuestro país supere en rendimientos promedio a Brasil, con 64,9 qq/ha versus 55 en Brasil. Estados Unidos, país maicero por excelencia, muestra rendimientos promedio de casi 114 qq/ha, a lo que habría que restar los altísimos rendimientos de superficies bajo riego, pero sin dejar de ver los promedios que superan 90 qq/ha en superficies de secano, dejando a nuestro país, ambientalmente muy similar, muy por debajo de esa media.
Tanto soja como maíz, que en Estados Unidos no
crecieron significativamente en superficie, sí crecieron en volumen de cosecha
por mayor potencial de rendimiento. Brasil, por su parte, con fuertes
crecimientos de superficie cosechada, también sumó competitividad productiva,
aumentando notablemente sus rendimientos promedio, mientras Argentina muestra
un desempeño inferior para ambos cultivos.
Trigo, por último, muestra rendimientos que han
crecido 12% en Argentina y 21% en Brasil, mientras Estados Unidos apenas sumó
1%, lo que muestra principalmente una desinversión en torno al trigo para el
país del norte. Sin embargo, es Estados Unidos quien muestra los mayores
rendimientos promedio, con más de 30 qq/ha, mientras Argentina con ambientes
muy buenos para este cereal, promedia 28,4 qq/ha, onsiderada, y Brasil,
innovador en siembra de cereales de invierno, con pocas campañas trigueras de
historia, logra promedios de 28,7 qq/ha. El menor ritmo de avance en
rendimientos promedio muestra limitaciones en el avance tecnológico de la
producción argentina, en respuesta a diversos factores que han atravesado al
sector agrícola.
Hay techos productivos a los que aún no se ha
llegado por limitaciones a la inversión e ingreso de tecnología al país. El
potencial productivo argentino podría sumar, solo avanzando en 1,5 qq/ha de
trigo, 20 qq/ha de maíz y 5 qq/ha de soja, más de 23 millones de toneladas a la
cosecha anual de estos cultivos, sin necesitar sumar superficie agrícola.
Observemos los volúmenes de los tres granos: trigo, soja y maíz, exportados por
Argentina, Brasil y Estados Unidos, así como la proporción del total de sus
cosechas exportadas. Se observa que, mientras Estados Unidos ha fluctuado entre
80 y 150 millones de toneladas exportadas, la proporción de cosecha que
representan estos volúmenes fluctúa entre 20% y 30% de su producción.
Brasil, que ha crecido de 30 a más de 150 millones
de toneladas, exporta aproximadamente 50% de su cosecha. Brasil ha superado en
volumen exportado a Estados Unidos en tres de las últimas cinco campañas.
Argentina, cuyos volúmenes exportados han fluctuado entre 40 y 80 millones de
toneladas, exporta más del 70% de su cosecha cada año, siendo este último el
único indicador en el que Argentina supera a sus dos competidores americanos,
la proporción de cosecha de materias primas destinadas a exportación, lo que
muestra entre otras cosas, la mayor dependencia de Argentina de las
exportaciones y la menor tracción del consumo interno. Solo con mencionar que
en los últimos 8 años Argentina ha sumado solo 1 millón de toneladas de
producción de carnes, pasando de 5 a 6 millones, considerando carne bovina,
porcina y aviar, comparado con Estados Unidos y Brasil, que han sumado 4
millones de toneladas, pasando de 42 a 46 millones de toneladas Estados Unidos
y 27 a 31 millones Brasil, puede deducirse el volumen de granos que estos dos
países destinan al consumo interno, y el menor volumen demandado en Argentina
para ese fin.
Los mercados agrícolas siguen mostrando volatilidad
en respuesta a pronósticos climáticos de corto plazo, los precios fluctúan
impactando sobre el resultado económico de las agroempresas, que deben liquidar
para avanzar en sus ciclos productivos. El ingreso genuino de divisas al país
está fuertemente condicionado por el resultado de cada cosecha y los precios de
exportación.
Así como elevar el manejo productivo y la gestión
comercial de cada agricultor tranquera adentro puede sumar rendimiento y precio
a sus cosechas, enfocar esfuerzos tranquera afuera para propiciar el avance de
inversiones en desarrollo productivo e incorporación de tecnología resultará en
la ruptura de techos productivos, fundamental para desarrollar competitividad.
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