04/02/2024

Mundo

Bukele va por su reelección en medio de denuncias por inconstitucionalidad y violaciones a los DDHH

El presidente salvadoreño cuenta con una aplastante imagen positiva entre los ciudadanos, principalmente por su lucha contra la inseguridad. Se da por descontado que ganará las elecciones, aunque la Constitución no le permite un segundo mandato.

El mandatario de El Salvador, Nayib Bukele, está decidido a renovar su mandato en las elecciones presidenciales y legislativas que se están llevado a cabo este domingo en el país centroamericano. Mientras tanto, la oposición denuncia que "pone en juego la democracia" y que se consolida "un autoritarismo dibujado de bienestar".


"Lo que se pone en juego en estas elecciones es nada más ni nada menos que la democracia como la hemos concebido, el Estado de Derecho, la República en sí", ante la agencia Telam, el periodista de investigación salvadoreño Fernando Romero, quien evaluó que desde su llegada al poder, Bukele se ha caracterizado por "destruir" la democracia que se había empezado a construir luego de los Acuerdos de Paz de 1992, que pusieron fin a los enfrentamientos entre el Gobierno y la guerrilla.


Romero señaló, en referencia a que la Constitución prohíbe expresamente la reelección,que "Le están dando al presidente, que ya desde el 4 de febrero se convertiría en presidente electo inconstitucional, una carta blanca".


Ciertamente la denuncia de Romero no carece de argumentos, ya que Bukele luego de ganar las elecciones de medio término en 2021, sustituyó sin proceso legal a los jueces de la Sala Constitucional por otros afines a su partido, estos reinterpretaron la Constitución y le habilitaron la reelección.


Para el periodista, El Salvador es una "dictadura", no en la forma de hacerse del poder, sino en la forma de ejercerlo.


"Son estas dictaduras, yo le llamaría del siglo XXI, en las que se accede al poder a través de las vías democráticas y ya estando allí ejerces una dictadura, empiezas a cooptar el Estado mediante procesos democráticos, te vales de la misma democracia para matarla", expresó antes de lamentar que, sin embargo, una gran mayoría de los salvadoreños apoya al Presidente por su política de seguridad contra las maras, que tiene en la "megacárcel" su símbolo más visible.

Quiénes son los contrincantes de Nayib Bukele en las elecciones de El  Salvador


Según la última encuesta elaborada por Observa El Salvador 2024, un consorcio formado por ocho organizaciones civiles, Bukele obtendría el 70,9% de los votos, mientras que los opositores unidos no llegarían ni al 10%: Manuel Flores, candidato del Frente Nacional Farabundo Martí (FMLN), sacaría un 2,9%, seguido por Joel Sánchez, de Arena, con el 2,7% y Luis Parada, de Nuestro Tiempo, con el 1,1%. El quinto lugar, con el 0,6% lo compartirían Marina Murillo de Fraternidad Patriota Salvadoreña y José Renderos de Fuerza Solidaria.


De confirmarse los números, Bukele conseguiría 57 de las 60 bancas, con lo que reforzaría su control de la Asamblea Legislativa, eliminando cualquier posibilidad de contrapeso en el recinto. El FMLN obtendría dos bancas y Arena una.


Los demás partidos, en tanto, enfrentan la posibilidad de perder su personería jurídica, dado que de acuerdo con la ley electoral salvadoreña, las agrupaciones políticas deben obtener un mínimo de 50.000 votos o al menos un escaño para conservarla.


Así que buena parte de los partidos opositores, ya en crisis interna ante un nuevo escenario político en el que no han sabido elaborar propuestas tentadoras para el electorado, se enfrentan ahora a la posibilidad de desaparecer.


Romero, por su parte, vaticinó que en su nuevo mandato, Bukele, se va a sentir "más empoderado para empezar a perseguir a periodistas, a miembros de organizaciones sociales que vienen denunciando violaciones graves a los derechos humanos, como los asesinatos de civiles en las cárceles, que fueron detenidos durante el régimen de excepción de forma arbitraria bajo el señalamiento de pertenecer a pandillas".


Desde marzo de 2022 rige un estado de excepción que le ha permitido a Bukele, quien dice estar "bendecido por Dios", detener a miles de personas sin ninguna orden judicial. Organismos de derechos humanos denuncian arrestos arbitrarios y como respuesta, el presidente los acusa de defender pandilleros.


Esa medida se fue extendiendo desde entonces, pese a que la Constitución prevé que dure 30 días con posibilidad de prorrogarla solo una vez.


"Llevamos dos años sin poder hacer valer muchos de nuestros derechos constitucionales ante las autoridades del Estado. Somos potenciales presos de las autoridades del Estado", criticó Romero, quien sostiene que es probable que eso se acentúe en un próximo mandato.


"Muy probablemente vamos a empezar a tener más presos políticos, a ver persecución contra periodistas y una consolidación del autoritarismo dibujado de bienestar cuando no existe bienestar", aseguró Romero, quien remarcó que la economía "está en declive" y no hay ningún horizonte de que la situación pueda arreglarse, por lo que vaticinó "empobrecimiento y reducción del poder adquisitivo de las personas".


Sobre la política de seguridad y el supuesto fin de las pandillas, Romero señaló que pese a la drástica caída en la tasa de homicidios que exponen cifras oficiales, no es tan exitosa como la muestran, dado que el "germen de las pandillas sigue vivo y activo".


"Las condiciones que llevaron a jóvenes marginados de la sociedad a integrar estos grupos criminales no han cambiado en El Salvador. La desigualdad sigue y ha aumentado. La pobreza extrema se ha duplicado desde la mitad de la gestión presidencial de Nayib Bukele", afirmó.


La pobreza alcanza al 29% de la población, según la CEPAL, y muchos salvadoreños siguen emigrando a Estados Unidos en busca de trabajo.


"Las desigualdades económicas ahora son más marcadas y tenemos más pobreza en el país, pero la gente todavía no lo está sintiendo. Y es por eso que el Presidente goza de un amplio apoyo", manifestó.


Pero a medida que las expectativas de la población vayan más allá de la seguridad, es posible que el mandatario pierda ese apoyo.


Cinco millones de ciudadanos están habilitados para votar en El Salvador, donde históricamente la participación ha rondado entre el 40% y el 60%, cifra que se estima se mantendrá en la contienda con un resultado sin margen para sorpresas.


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