En el último año, cerca de 900.000 niños y niñas en Argentina dejaron de recibir asignaciones familiares, según datos oficiales, debido a los despidos masivos y desvinculaciones de trabajadores en relación de dependencia formal. La cifra refleja el profundo impacto social de las políticas de ajuste implementadas por el gobierno de Javier Milei.
Las asignaciones familiares, un beneficio clave para miles de hogares con ingresos bajos y medios, se vieron fuertemente afectadas por la reducción del empleo formal, que cayó drásticamente desde que asumió la actual administración. Entre los sectores más golpeados se encuentran la construcción, administración pública y educación, donde los recortes y cierres de programas provocaron un incremento significativo en la desocupación.
De acuerdo con el informe de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), el número de niños y adolescentes que dejaron de recibir estos beneficios supera los 870.000, lo que representa una pérdida importante de ingresos para las familias más vulnerables.
Organizaciones sociales y sindicales advierten que esta situación profundiza la crisis social y económica que atraviesa el país. "Estamos viendo cómo miles de familias quedan desprotegidas, mientras se siguen aplicando medidas que destruyen empleo en lugar de generarlo", señaló un vocero de la CTA.
La pérdida del acceso a asignaciones familiares no solo afecta el poder adquisitivo de los hogares, sino también el bienestar de la infancia, el acceso a la educación, la salud y la alimentación básica.
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