22/11/2024
Argentina es uno de los mayores productores del mundo de determinados cultivos como la soja y la agricultura juega un papel muy importante en la economía del país. Sin embargo, durante las últimas décadas, la destrucción de zonas boscosas en favor de la agricultura ha provocado una degradación más que notoria del medioambiente y un aumento de erosión del suelo.
Afortunadamente, los métodos de cultivo sostenibles se van imponiendo poco a poco en el país, gracias, entre otras cosas, al auge de los bioinsumos, una mayor facilidad para acceder a tecnología de vanguardia y una mayor preocupación por la naturaleza. Entre las herramientas tecnológicas que se han hecho un hueco en el arsenal del que disponen los agricultores argentinos, el software para la agricultura de precisión se ha convertido en la punta de lanza, especialmente gracias a que integra datos satelitales. Y es que la monitorización de cultivos por satélite ha cambiado la forma en la que los agricultores gestionan sus campos.
La
ciencia detrás de la monitorización por satélite
En la gran mayoría de casos, los agricultores deben
gestionar numerosas hectáreas de campo, por lo que realizar inspecciones sobre
el terreno es una práctica ineficiente y costosa. Las imágenes de satélite no
solo permiten identificar de forma visual determinados problemas desde el aire,
también son la base para la aplicación de otras muchas funciones básicas.
Mejora
de la agricultura de precisión
La detección de problemas con la teledetección va
mucho más allá de la inspección visual de las imágenes. Si bien ciertos
problemas pueden identificarse a simple vista, otros escapan al ojo humano. Los
satélites disponen de sensores que captan información en diferentes regiones
del espectro electromagnético, en función de la longitud de onda de cada una de
ellas. La luz infrarroja, por ejemplo, puede revelar la vegetación sana y
abundante respecto de la vegetación escasa en función del color (rojo intenso
vs rojo claro).
Estas mismas combinaciones de banda se correlacionan
en los índices de vegetación, que también pueden mostrar información oculta.
Por ejemplo, el índice NDVI, abreviatura para Índice de Vegetación de
Diferencia Normalizada, muestra el estado de salud de las plantas en base a la
reflectancia de la luz en determinadas longitudes de onda, como la luz rosa
visible y la del infrarrojo cercano. Diferentes índices de vegetación revelan
diferentes tipos de información y cada uno de ellos tiene su uso y su utilidad
específica. Todas estas funciones y otras muchas que se apoyan en datos
satelitales mejoran la capacidad de la agricultura de precisión para resolver
los problemas a los que se enfrentan habitualmente los agricultores argentinos.
Gestión
y conservación de los recursos
Una de las bases de la agricultura de precisión es
la optimización de los recursos, sin que ello suponga un perjuicio para el
rendimiento de los cultivos. Las aplicaciones de fertilizantes, semillas o agua
pueden y deben estar medidas para conseguir la máxima efectividad. Por ejemplo,
la falta de agua supone que las plantas sufran estrés hídrico y su
productividad decrezca; sin embargo, un exceso de agua tampoco es beneficioso,
ya que los encharcamientos propician la aparición de ciertas enfermedades.
Apoyándose en los datos satelitales, así como datos
meteorológicos o datos históricos, los agricultores argentinos pueden crear un
mapa de cultivos que refleje la productividad del campo. Habitualmente, este
tipo de mapas subdividen el campo en zonas más pequeñas, de modo que los
agricultores puedan conocer qué zonas requieren más atención por su parte. A
partir de estos mapas, es posible adoptar la aplicación de tasa variable de
insumos. Los mapas de aplicación de tasa variable o mapas VRA pueden cargarse
en ciertas marcas de maquinaria agrícola, haciendo más sencillo si cabe este
proceso.
Mejora
de la toma de decisiones
Una temporada de cultivo exitosa surge, en gran medida, en base a las decisiones que se toman. Llevar a cabo un seguimiento constante de los cultivos gracias al software especializado y la tecnología satelital facilita que dichas decisiones sean correctas. En el caso de la fertilización con tasa variable mencionada anteriormente, el beneficio no solo radica en que los cultivos mantengan la productividad alta, también sirve para reducir el gasto, ya que uno de los problemas más frecuentes de la agricultura tradicional es el desperdicio, aplicándolos en mayores cantidades de las necesarias y en zonas donde no hacen falta. La meteorología es otro aspecto a tener en cuenta durante la temporada. Si se prevé que va a llover en los próximos días, regar el campo no solo es un gasto innecesario de agua, además puede provocar consecuencias negativas. O cuando se espera un evento climatológico extremo, si los agricultores cuentan con alertas tempranas, pueden trabajar para mitigar o incluso eliminar cualquier posible daño y evitar que la cosecha de la temporada se eche a perder. Asimismo, las plagas y enfermedades son un problema recurrente. Aunque algunas pueden reducirse o eliminarse con técnicas como la rotación de cultivos, otras pueden surgir incluso si la gestión del campo es buena. Para ello, el seguimiento mediante tecnología satelital de los cultivos puede advertir al usuario de desviaciones en los valores de los índices de vegetación, de modo que el agricultor pueda ponerse manos a la obra lo antes posible.
La adopción de tecnología agrícola está
revitalizando el sector agrícola en Argentina, permitiendo que el desastre
medioambiental de conversión masiva de zonas boscosas en tierra agrícola se
reduzca. La monitorización por satélite, con todos los beneficios ya
mencionados, se sitúa como una de las mejores herramientas para los
agricultores locales. A medida que la tecnología vaya mejorando y
desarrollándose, los agricultores podrán contar con todavía más datos precisos
sobre sus campos, ayudándolos con la gestión de los cultivos durante toda la
temporada.
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