13/04/2024
La víctima es un cabo policial de la localidad de Juan Pujol, que denunció a dos oficiales. Los presuntos agresores están detenidos mientras avanza la investigación. "Me hicieron cosas que no quiero recordar", reveló la víctima.
Un caso estremecedor tuvo lugar en la provincia de Corrientes, donde un cabo de la Policía denunció a dos oficiales por haberlo abusado y torturado dentro de una comisaría.
El hecho tuvo lugar el 28 de marzo pasado en la localidad de Juan Pujol, ubicada a 400 kilómetros de la capital provincial, donde la víctima de 31 años, identificada como A, habría sido abordada por dos superiores en el interior de la dependencia de la fuerza de seguridad.
Por la denuncia, ambos efectivos fueron detenidos y pasados a disponibilidad por las autoridades por orden del Ministerio de Seguridad mientras avanza la investigación.
"El hecho fue cometido por parte de dos oficiales que se encontraban dentro del destacamento, quienes le propinaron no solamente violencia física sino también violencia psicológica. Y en uno de esos actos también se encuadra dentro de lo que es el abuso sexual", detalló la fiscal Clara Belén Arrúa, a cargo del caso, en declaraciones al portal Infobae.
La agresión habría ocurrido a las 18, horario en que la víctima terminó su descanso y se dirigió al comedor de la comisaría, según el relato del joven en el expediente. Allí se topó con el oficial F.G. y el sargento G.I., quienes habrían estado consumiendo bebidas alcohólicas desde el mediodía.
El segundo invitó al cabo de la Policía a que se siente junto a él, este accedió y posteriormente comenzó a acosarlo verbalmente. En ese interín, el otro oficial se acercó por atrás y le propinó varios golpes en la nuca.
Después le pegó en la cara y le dijo que "no debía contestarle a un oficial". Mientras tanto, ambos ahuyentaron a otros dos cabos que estaban allí "porque no podían ver eso".
"Continuando así la grave tortura desmedida, I. baja el cierre del pantalón del cabo, introduciendo su mano izquierda, hasta llegar al tendón de la pierna izquierda, rozándole los testículos, presionándolo hasta lograr un dolor intenso que hizo exclamar a A. por favor que se detenga entre gritos y llantos", sostiene el texto de la denuncia.
Acto seguido, la víctima fue esposada y trasladada a la parte exterior de la dependencia policial, donde uno de los agresores tomó la manguera y comenzó a arrojarle agua al cabo, quien pidió auxilio a los gritos pero no encontró nadie que lo escuchara.
En el medio, uno de los oficiales apoyó la rodilla sobre el rostro de la víctima durante un cuarto de hora y le gritó frases como "andate de baja", "vos no servís para esta unidad", o "vos no vas a aguantar nada".
Totalmente conmovido por la situación, el joven respondió para que terminara la tortura: "Juro por mi mamá que mañana me voy", aseguró.
Pero esa promesa fue en vano, porque los agresores continuaron con los abusos y torturas. Lo llevaron a los vestuarios, donde abrieron la ducha con agua fría, le pusieron un trapo mojado en el rostro y lo siguieron golpeando, mientras lo obligaban a decir la frase "yo soy un sorete" una y otra vez.
Uno de los agresores quiso introducirle un dedo en el ano a la víctima, pero se detuvo cuando esta reveló que de chica había sufrido abuso sexual y no quería volver a repetir esa situación.
No obstante, continuaron los golpes, la tortura y las amenazas para que no contara nada. "La próxima va a ser peor", le advirtieron, tras dos horas de salvajes agresiones.
El cabo denunció a sus superiores el día siguiente a los hechos y la fiscal Arrúa, titular de la Unidad Fiscal de Investigaciones de Monte Caseros, accionó rápidamente para que los dos oficiales de la Policía sean detenidos, algo a lo que accedió el juez de Garantías, Eduardo Alegre.
"La calificación provisoria, ya que nos encontramos en una etapa preparativa aún y seguimos realizando entrevistas y recabando datos, es tortura en concurso ideal con amenaza, abuso de autoridad e incumplimiento de deberes de funcionario público (en el caso de F.G.) y tortura en concurso ideal con amenazas, incumplimiento del deber de funcionario público, abuso de autoridad en concurso real con abuso sexual gravemente ultrajante", contó la investigadora.
"Tenemos evidencias muy contundentes, por lo que estas personas continúan privadas de su libertad. También desde el mismo momento en que fue realizada la denuncia por la víctima, el ministro de Justicia, Buenaventura Duarte, puso a estas personas a disponibilidad", agregó.
"Me bajaron el pantalón y me hicieron cosas que no quiero recordar, fui abusado cuando era chico y todo esto me llevó a ese infierno", confesó A, en diálogo con Radio Dos de Corrientes.
"Nunca viví algo así, estuve en el Ejército tres años, vine a Corrientes, dejé el profesorado para estar en la Policía, para salir adelante y a tres meses de estar activo me pasa esto", relató.
"Es algo que me supera todos los días, nunca esperé que mis propios camaradas me hagan esto, es difícil de superar", concluyó.
La víctima se encuentra de licencia y siendo contenida tanto por el Ministerio Público Fiscal como por la propia Policía, mientras los agresores siguen tras las rejas y continuarán así durante todo el transcurso de la investigación.
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