19/04/2024
La Asamblea Plenaria del Episcopado emitió una carta en la que demostró su preocupación por la situación social de la Argentina, fundamentalmente de los jubilados. "Hay situaciones que atentan contra la dignidad", cuestionaron.
Mediante un duro comunicado, la Iglesia Católica apuntó con el gobierno del presidente Javier Milei por la situación económica y social que se está viviendo en la Argentina.
La Conferencia Episcopal Argentina, a través de su 124° Asamblea Plenaria, dio a conocer este viernes una carta en la que cuestiona a la gestión de La Libertad Avanza por su política social y advierte por los riesgos del avance del narcotráfico.
Los obispos señalaron "situaciones que atentan contra la dignidad infinita de la persona humana, como, por ejemplo: avanza la pandemia silenciosa del narcotráfico, que utiliza a los pobres como material de descarte, que promueve el sicariato, que seduce con dinero manchado de sangre a miembros del ámbito político, de la justicia y del mundo empresarial".
"A muchos abuelos y abuelas se les presenta el drama de elegir entre comer o comprar los medicamentos porque la jubilación no alcanza; cierran comedores comunitarios por falta de asistencia y muchos vecinos se quedan sin la posibilidad de esa comida en el día; se ataca la vida inocente que no ha nacido, y, a la vez, la igualmente sagrada vida de millones de niños y niñas ya nacidos que se debaten entre la miseria y la marginación", remarcaron.
"Asistimos a la discontinuidad de políticas públicas de integración de barrios populares, logradas con el consenso de gobiernos de distintos signos políticos y representantes legislativos; también familias despojadas de su tierra natal en beneficio de intereses económicos; hermanos que pierden su trabajo, que sienten que su vida está de sobra, y que no pueden poner el hombro en la construcción de la Patria", agregaron.
"En el actual contexto económico y social argentino es fundamental sostenernos en esa alegría, una alegría profunda y duradera, la que nace del encuentro con el Señor. Es una alegría que nos libera de la desesperanza y del desaliento, evitando transformarnos en profetas de calamidades que sólo desparraman pánico y angustia", concluyeron.
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