24/09/2024
Familiares y amigos se reunieron para dar el último adiós al conductor.
Por
Florencia Cañas
En la madrugada del domingo, una noticia conmocionó al mundo del entretenimiento: el fallecimiento de Ricardo Daniel Carías, mejor conocido como La Tota Santillán. Este lunes, la tristeza se hizo sentir en Morón, donde amigos y familiares se congregaron para dar el último adiós al querido conductor y animador, quien durante años conquistó el afecto del público con su vitalidad en los escenarios y su destacada presencia en el mundo de la cumbia.
Desde las primeras horas, comenzó a circular entre los allegados una participación que anunciaba el velorio, que se llevó a cabo en la Cochería Pache hermanos, ubicada en Avenida Eva Perón al 1100, en el corazón de Castelar. A ese lugar arribaron sus seres queridos, creando una atmósfera de mucha tristeza, pero también de reconocimiento a la vida de un hombre que, pese a los difíciles últimos años que vivió, será recordado por su generosidad.
El círculo cercano de Carías fue llegando gradualmente. Entre los primeros en presentarse, destacaron figuras allegadas, como Ricardo García, pareja de Adriana Aguirre, quien visiblemente afectado, dedicó unas palabras emotivas recordando los momentos vividos juntos. También asistió Alfredo Silva, actor y comediante, quien, al igual que muchos de los presentes, había compartido innumerables escenarios con él. El Viejo Márquez y Nolberto Al K Lá, compañeros inseparables en las giras que La Tota organizaba cada fin de semana, no pudieron disimular el dolor ante la irreparable pérdida.
Durante todo el día, los abrazos y los susurros de recuerdos llenaron la sala velatoria. Las anécdotas de los momentos compartidos con Santillán resonaban entre quienes lo conocieron en profundidad. En cada rincón, se escuchaban palabras impregnadas de nostalgia. "Siempre fue el alma de la fiesta", dijo entre lágrimas un amigo cercano, mientras sostenía con fuerza una foto de uno de los tantos shows que hicieron juntos. Para muchos, no solo fue una figura de la televisión o de los eventos multitudinarios, sino una persona que siempre tenía una sonrisa y estaba dispuesto a tender una mano amiga.
En la esfera pública, La Tota Santillán fue un ícono de la cultura popular argentina, un animador que logró llevar la cumbia a los hogares de todo el país. No obstante, en los últimos años, su vida estuvo marcada por dificultades personales y problemas de salud que, pese a sus intentos, lo apartaron parcialmente de los escenarios que tanto adoraba.
En una conversación con LAM, su hermano Horacio comenzó a desentrañar esos momentos finales: "Me llamó un amigo de él, Solé. Él fue a la casa, parece que no respondía llamadas ni mensajes. Ahí empezó todo. Fueron, abrieron la casa y encontraron a mi hermano tirado en el sillón, mientras todo se estaba prendiendo fuego".
Horacio quiso dejar en claro que "esto fue un accidente. Siempre estuvo acompañado, pero en ese momento no... Estaba solo. Seguramente bajó, porque lo conozco hasta en la manera de respirar. Viví mucho tiempo con él y estábamos por volver a vivir juntos. Él tomaba pastillas para dormir, ¿entendés? Entonces, alguien que está medicado... si lo llamás en medio del descanso, es lógico que esté desorientado, y parece que no pudo... Bajó porque vive en un primer piso, y no pudo con lo que estaba sucediendo". En ese momento, el relato se interrumpió por sus lágrimas.
Para aclarar su opinión sobre lo sucedido, Horacio explicó: "Había algunos desperfectos en la casa que fuimos arreglando, porque yo viví ahí, y se fueron solucionando, pero esto quedó pendiente... ¡Fue un accidente! Se prendió fuego, y él estaba en el sillón, que es de gomaespuma, y eso... Además, genera un gas tóxico y mucho humo. Él cayó ahí porque estaba dormido, estaba medicado", expresó con emoción.
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