Ola de calor y crisis energética: el Gobierno recurre a la importación de energía mientras la demanda sigue en aumento

La ola de calor que azota al país aún no ha alcanzado su punto máximo, y con ello, el consumo energético continúa su ascenso. En un contexto de creciente presión sobre el sistema eléctrico, el Gobierno de Argentina ha tomado medidas urgentes, como la importación de energía desde Brasil y otros países limítrofes, para intentar mitigar los efectos de la alta demanda.

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Se espera que el pico de consumo se registre este jueves, aunque ya el martes pasado hasta 10.000 usuarios se quedaron sin electricidad en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Si bien, por el momento, no se ha decidido aplicar cortes programados, las autoridades mantienen un monitoreo constante de la situación, y las definiciones se toman "minuto a minuto", según fuentes oficiales.

Desde el sector energético, se afirma que no existen soluciones inmediatas para este verano, y que las acciones son de carácter contingente. De hecho, la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) prevé que el jueves se alcance un nuevo récord de consumo, superando los 29.653 MW alcanzados en febrero de 2024.

No se esperan cortes programados en empresas, pero las definiciones son "minuto a minuto", contaron fuentes oficiales. Este martes hubo hasta 10.000 usuarios sin luz en el Área Metropolitana de Buenos Aires y el pico de demanda se espera para el jueves.

En un intento por aliviar la presión, el Gobierno ha negociado la importación de energía desde Brasil, con un aporte de 2.000 MW, lo que representa cerca del 10% de la demanda diaria del país. Afortunadamente, las recientes lluvias en Brasil han mejorado su situación hídrica, lo que ha permitido incrementar la generación de energía hidroeléctrica. También se ha logrado importar energía en menor medida desde Uruguay, Bolivia y Paraguay.

A pesar de los esfuerzos, algunas opciones han quedado descartadas, como la importación de energía mediante generadores flotantes turcos, ya que no se cuenta con la infraestructura adecuada para este tipo de operación. Además, la posibilidad de implementar cortes de luz programados ha generado debate dentro del Gobierno, y por ahora, Cammesa ha decidido no aplicar esta medida.

En paralelo, las negociaciones con grandes empresas de consumo eléctrico están en marcha para monitorear de cerca la evolución del consumo, con un seguimiento diario de la demanda y la generación en el Sistema Argentino de Interconexión (SADI). Este martes, la demanda superó los 25.000 MW y se espera que en los próximos días se sobrepasen los 26.000 MW. Según expertos del sector privado, cuando la demanda se acerca a los 30.000 MW, el sistema comienza a mostrar señales de estrés.

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Mientras tanto, el Gobierno implementa el Plan de Contingencia 2024-2026, con reuniones semanales entre la Secretaría de Energía y las empresas del sector. También se están llevando a cabo negociaciones con Paraguay para aumentar la cantidad de energía disponible de la represa de Yacyretá, que actualmente se divide en partes iguales entre ambos países.

Desde el Ministerio de Economía, se ha instado a las distribuidoras Edenor y Edesur a reforzar sus cuadrillas en un 30% y a reducir en hasta un 50% la duración y frecuencia de los cortes de energía. Además, se les ha solicitado presentar planes de inversión a largo plazo.

Sin embargo, las perspectivas a futuro siguen siendo inciertas. A pesar de que la ola de calor eventualmente termine, se prevé que el sector eléctrico enfrentará problemas similares hasta el 2026. Según las autoridades, la falta de inversión durante los últimos 20 años ha dejado al sistema energético al borde del colapso, con un 40% de las instalaciones cerca del final de su vida útil. La red de transporte creció solo un 0,8% anual, mientras que la demanda residencial aumentó en un 2%.

Para hacer frente a esta crisis estructural, el Gobierno planea licitar proyectos para almacenamiento de energía, nuevas generadoras térmicas y ampliar la capacidad de transporte eléctrico. Sin embargo, la gran incógnita sigue siendo si la inversión privada será suficiente para solucionar los problemas del sector, en un contexto donde el Estado ya anticipa que "no hay plata".