05/11/2024
Al igual que en la década de los '90, Javier Milei encabeza una política anti-industrial, que se traduce en el dictado de diversas medidas que tienen como piedra angular al Régimen de Incentivo para las Grandes Inversiones (RIGI). La mirada gubernamental de apertura y desregulación económica sitúa a las pymes argentinas en una lógica de 'libre competencia', como contrapartida del otorgamiento de privilegios a grandes inversores.
Para graficar este crítico escenario, en diciembre de 2023 el 98% de las empresas en Argentina eran pymes y generaban el 77% del empleo privado, lo que las consolidaba como pilares del mercado laboral. Sin embargo, en el primer semestre de 2024 cerraron unas 10.000 pymes, y en los primeros ocho meses de Javier Milei se perdieron 146.465 empleos, lo que afectó particularmente al sector. La profunda recesión hirió de muerte a las pymes. Mes a mes, las entidades sectoriales dan cuenta del declive de la actividad que cayó 7% en septiembre en la comparación interanual, de acuerdo a FIEL. Según CAME, la actividad manufacturera de las PyMEs descendió 6,6% interanual en el noveno mes del año, y acumula una retracción de 15,1% en el 2024. Según la UIA, en julio el empleo asalariado industrial registrado mostró una variación desestacionalizada de -0,2% respecto de junio (-2.855 puestos) y una variación interanual del -2,6% (-30.702 puestos).
En mi rol de senadora impulsé proyectos para
fortalecer al sector, incluyendo una ley que declara la emergencia pyme y
propone medidas de bajo impacto fiscal, como la promoción del acceso al
financiamiento, la agilización de la cuenta tributaria única y la suspensión de
retenciones para exportaciones pyme. En este contexto, el Gobierno de Javier
Milei resolvió la cancelación de los desembolsos de programas de apoyo
destinados a 370 pequeñas y medianas empresas. Se estima que la subsecretaría
pyme adeuda más de $20.000 millones a valores de 2023, en concepto de Aportes
No Reembolsables, derivados del Programa Potenciar Pymex.
Asimismo, la apertura indiscriminada de las
importaciones constituye un ataque directo a la industria pyme nacional. Con el
objetivo de 'agilizar el proceso de comercio exterior', la AFIP dictó la
resolución 5.586/24, que eliminó el sistema que permitía a las cámaras,
federaciones y asociaciones sectoriales participar de la verificación física de
las mercaderías con destinación de importación. Además, los altos costos de las
tarifas energéticas son un grave problema para las PyMEs. El Gobierno considera
a la energía como un producto en el mercado, libre para la comercialización y
los negocios, y no un componente del desarrollo de la Industria Nacional. Con
gritos sordos los empresarios pyme advierten que el sector atraviesa una crisis
sólo comparable a la vivida en la década de los '90, pero con una diferencia:
de ahora en más deberán competir directamente con las importaciones chinas.
Rápidamente, nuestro presidente pasó de 'no hacer
pactos con comunistas' a considerar a China como 'un socio comercial muy
interesante'. En materia de relaciones internacionales, la tolerancia y la
búsqueda de una interacción entre intereses y valores no son virtudes de Javier
Milei, quien parece estar más preocupado por ser 'el máximo exponente de la
libertad a nivel mundial', que por armonizar el crecimiento de nuestras pymes
con los intereses de nuestros socios comerciales.
Ante estas políticas económicas, cabe formular
algunas preguntas: ¿Cuál es el país que tiene en mente Javier Milei? ¿Estamos
frente a la transformación de nuestro modelo productivo en un modelo de neto
corte importador que abandona la senda del desarrollo? Las políticas de Javier
Milei nos permiten reflexionar acerca del país que el Presidente imagina: un
país que concentra la riqueza en manos de los sectores de poder, mientras
avanza la pauperización del 70% de la población condenada a vivir en
condiciones de pobreza e indigencia. Para la nueva 'casta' en el
poder, el modelo de desarrollo económico con inclusión, basado en pequeñas y
medianas empresas que generan valor en origen, es una falacia. La economía real
no está en la agenda del Presidente, quien es indiferente ante los millones de
argentinas y argentinos que atraviesan una crisis que restringe su acceso a
derechos fundamentales, como la salud, la educación y la seguridad alimentaria.
Javier Milei toma el camino fácil: elige el aumento de la pobreza y la
desaparición de las PyMEs como costos a pagar por la cancelación del déficit y
el control de la inflación. El camino más difícil es aquel que permite alcanzar
estos objetivos sin que el costo lo pague la gente.
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