24/07/2024

opinion

Una tregua en la lógica conflictiva

Por
Luis Tonelli

Hay algo más intrigante para el sentido común que el nivel de apoyo que el presidente Milei tiene en medio de un ajuste económico muy duro con sus consecuentes efectos negativos sobre la pobreza, el empleo, el consumo, y la actividad económica. Lo que resulta en realidad sorprendente es que el resto de la población que no apoya sus medidas permanezca pasivo, sin generar mayores protestas o acciones colectivas.

Los hechos aislados de violencia social que se han dado fueron responsabilidad de grupos activados políticamente y pertenecientes a grupos de extrema izquierda que aprovecharon grandes convocatorias. Ni siquiera ciertos comportamientos de las fuerzas de seguridad, que antes hubieran sido entendidos como provocaciones, han generado una reacción calificable de "popular".

Y tanto para la física de las cosas, como para la física de la política, un objeto en movimiento solo es detenido por una fuerza similar o mayor opuesta. Y en política, esa fuerza debe ser real (una votación, una movilización, una crisis aguda. No alcanza una encuesta ni la virtualidad por sí misma.

Si brevemente hacemos una etiología de las crisis políticas pretéritas, tanto en 1989 como en el 2001, la protesta social masiva estuvo precedida de una crisis financiera arrolladora que extinguió a la moneda vigente. Durante los últimos días de Raúl Alfonsín como Presidente una hiperinflación signó el fin del Peso. Durante los últimos días de Fernando de la Rúa, una corrida para recuperar los depósitos bancarios llevó a decretar el corralito, o sea, el principio del fin de la convertibilidad.


Una primera cuestión analítica: toda acción colectiva relevante y masiva necesita de coordinación. Pero además necesita de un contexto que le dé sentido. Sin una crisis pavorosa y aguda económica, un grupo de personas saqueando un supermercado protagonizarían un mero acto delictivo. Es el contexto social el que permite interpretarlo generalizándolo como una rección popular del tipo "el Pueblo salió a las calles". Por eso, los grupos movilizados piden ser interpelados así con la canción ritual "Si este no es el Pueblo, ¿el Pueblo dónde está?

Sin embargo, esas crisis se dieron en un contexto de "normalidad institucional". Una en donde la acción colectiva de protesta había quedado institucionalizada con los años, generando poder corporativo, al punto de caer en un "a cada conflicto, un subsidio". O, mejor dicho, dos subsidios, porque el Estado en vez de ser arbitro se había convertido en una arena donde se convertía la conflictividad en líneas presupuestarias, que contribuían al déficit fiscal.

El ajuste brutal puede tener el mismo significado que el estallido de la crisis. Quita motivación institucional para actuar. Muerto el perro se acabaron las pugas. Sin embargo, como Claus Offe en su trabajo seminal La Dos Lógicas de la acción Colectiva advertía a principios de los 80's que la movilización implicaba un ciclo, y que la cancelación de los derechos adquiridos por una organización en el intento de su domesticación por parte del Estado puede generar inacción por un tiempo. Luego del RESET, tarde o temprano el ciclo se reiniciará con una nueva oleada conflictiva.

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