Caroline estaba embarazada de 26 semanas, esperaba gemelos, y no tenía ningún tipo de complicación pese a ser “primeriza”. El pasado lunes tuvo un sangrado y junto a Miguel se dirigieron hacia el hospital de su localidad, Las Heras, en Santa Cruz, donde un médico de guardia le recetó un Sertal porque su sangrado “era normal”, y la mandó a su casa.
Caroline no mejoró, y a las pocas horas regresó al hospital para pedir nuevamente ayuda, y sin embargo volvieron a no atenderla. Caroline no se rindió y regresó a la madrugada del día siguiente, pero esta vez sintió ganas de ir al baño y terminó pariendo en el inodoro del hospital a su primer bebé.

“Fuimos al hospital porque estaba con dolores y sangrado. Nosotros somos primerizos, no sabemos nada. Fuimos y es como que al doctor y a todos les parecía normal. Un inyectable y a la casa. Íbamos de vuelta y otro inyectable. Hasta le consultamos a un médico diferente que vimos y nos dijo que, si el anterior nos daba Sertal en perlas, había que tomar eso”, contó Miguel, quien además indicó que, una vez sucedido el episodio en el baño, unos enfermeros aparecieron para ayudarla a expulsar a su segundo hijo.

Luego del parto deshumano y desprotegido, la pareja pudo tener a sus bebés en brazos por un ratito. “Nunca llamaron a un ginecólogo para que la viera, no le consultaron a nadie. Fue su decisión la de una inyección y a la casa. Fuimos tres veces en el día y volvíamos a la noche porque ella no aguantaba y después que pasó todo, la ginecóloga dijo que nunca la habían llamado”, continuó relatando Miguel. Una hora más tarde del episodio, los gemelos murieron
.

El Ministerio de Salud ordenó que se abrieran sumarios al hospital. Aun cuando pueda sospecharse que Caroline cursaba un embarazo inviable, nadie del personal médico se lo advirtió ni la atendió como para que supiera lo que le iba a pasar, y ese tipo de trato por parte del personal de salud está tipificado como una forma de agresión a las mujeres, y más precisamente, otro caso de violencia obstétrica.