Una hermosa historia de superación se hizo viral en el mundo y en internet, luego de que se conociera que un joven que trabajaba como recolector de basura para poder mantener a su madre y hermanos, fuera aceptado en una de las universidades más prestigiosas e importantes de todas.
Fue a través de redes sociales que un joven compartió un momento con el que muchos han soñado: Finalmente fue aceptado en la Universidad de Harvard. Sin embargo, el camino para este brillante estudiante no ha sido fácil.
Originalmente, Rehan Staton, de 24 años, quería ser boxeador profesional, pero una lesión hizo que esto fuera imposible. Desde ahí, el joven dedicó su vida al estudio y empezó en la Universidad Estatal de Bowie en Washington en 2014.
Un par de años después Staton se transfirió a la Universidad de Maryland, donde obtuvo un título en historia. Pero en su discurso durante su graduación en 2018, Staton contó que este logro estuvo lleno de retos.
Después de la preparatoria, Staton fue rechazado de todas las universidades a las que aplicó, así que comenzó a trabajar en el área de saneamiento de su ciudad para ayudar económicamente a su familia. Específicamente como recolector de basura.
Staton contó que se levantaba todos los días a las 4 am para ir a trabajar, después iba a clases y regresaba a su empleo para terminar su turno. “Recordando a la gente que me ayudó, veo que el fracaso no era una opción”, dijo al medio CBS.
Ahora, dos años después de su graduación de la universidad, Staton fue aceptado en una de las escuelas de leyes más prestigiosas del país, todo gracias a su trabajo duro y el apoyo de sus seres queridos.
“Cuando vino la oportunidad de ir a la universidad mi hermano decidió salirse de la escuela para que yo pudiera ir”, dijo Staton en Twitter. “Años después… me aceptaron en la Escuela de Leyes de Harvard. Te amo, hermano”, escribió en su cuenta de Twitter.
Mientras reflexiona sobre su crecimiento, Rehan le da crédito a su tiempo como trabajador de saneamiento por ayudarlo a ver su potencial. No le resulta extraño que algunas de las personas que ahora están familiarizadas con su historia puedan considerar que ser un basurero es un punto bajo en su vida. Al contrario, Rehan nunca se ha sentido más apoyado que durante ese tiempo.
“A lo largo de toda mi vida (…) todas las personas en mi vida a quienes se suponía que debía admirar eran las que siempre me minimizaban y me hacían sentir mal conmigo mismo”, dijo.
“Tuve que ir al ‘fondo’ de la jerarquía social —es decir, trabajadores de saneamiento anteriormente encarcelados— para ascender”, añadió Rehan.
