El presidente de Francia, Emmanuel Macron, aprobó por decreto la polémica y antipopular reforma jubilatoria, provocando así un fuerte rechazo entre los sindicatos y estudiantes que llamaron a bloquear el país, en medio de violentos incidentes. Miles de personas se movilizaron espontáneamente en la simbólica plaza de la Concordia, en París, tras que Macron activara un procedimiento parlamentario que le permitió aprobar la reforma sin el voto de los diputados.

En tanto, las fuerzas de seguridad reprimieron con cañones de agua tras un intento de vandalizar las obras del Obelisco del antiguo Egipto ubicado en el centro de la plaza. Asimismo, la policía lanzó gases lacrimógenos para alejar a los manifestantes del puente que conecta la plaza con la Asamblea Nacional. Al menos ocho personas fueron detenidas.
Cabe mencionar que la movilización se organizó bajo el lema de “bloquear el país”, con el objetivo de tumbar al actual Ejecutivo. Incluso, varios sectores de la oposición anunciaron que presentarán mociones de censura con ese mismo propósito.
Una marcha sindical que partía de las inmediaciones de la Asamblea Nacional y otra marcha estudiantil desde la icónica Universidad de Soborna, convergieron espontáneamente en la Concordia. Varias ciudades de Francia registraron manifestaciones espontáneas contra la reforma impulsada por el presidente Macron. La reforma, entre otras cuestiones, aumenta la edad mínima de jubilación de los 62 a los 64 años.
La mayoría de los manifestantes hizo foco en la aplicación del artículo 49.3, sobre un resorte legal contemplado en la Constitución francesa y utilizado en numerosas ocasiones por diferentes gobiernos. La norma permite pasar un proyecto de ley sin el voto en la Asamblea. Cabe mencionar que el proyecto de reforma jubilatoria había sido aprobado el jueves por el Senado, pero quedó estancado en Diputados.
Sindicalistas y estudiantes se mostraron determinados en continuar con la presión en las calles el tiempo que sea necesario. Los gremios vienen realizando periódicas jornadas de huelga y movilizaciones para oponerse a la reforma. De hecho, algunos sectores mantienen paros indefinidos. No obstante, el país en ningún momento quedó paralizado.
Por su parte, tanto la ultraderecha de Marine Le Pen como la izquierda adelantaron que presentarán en breve respectivas mociones de censura para intentar tumbar al Gobierno de la primera ministra, Élisabeth Borne.