El trágico episodio sucedió en Nueva Escocia, cuando la familia de Arlene Fougere llevó al veterinario a su perro porque presentaba molestias en una de sus patas, pero el hipiátrico del Highland Animal Hospital se equivocó de animal y lo sacrificó creyendo que el perro se encontraba allí por eso.
Tiempo atrás, Cooper también estaba dolorido de su patita y su familia lo había llevado a la misma clínica, sin ningún inconveniente. Pero, en los últimos días, el perro parecía tener molestias en una pata trasera por lo que decidieron acudir nuevamente al mismo centro. Cuando llegaron al lugar avisaron que estaban allí y para qué habían venido, por lo que debieron esperar a ser llamados por el protocolo de coronavirus. “Dijo que iba a darle una aguja para relajarlo porque había sido mordido antes y no quería correr el riesgo de que eso volviese a suceder. Cooper se acostó sobre mí y comenzó a roncar, moviendo sus patas como si estuviera soñando”, contó Fougere, quien luego de rellenar el formulario correspondiente había decidido dar un paseo con su mascota hasta que llegara el tiempo en ser atendidos.



Luego de esa situación, el veterinario apareció de nuevo pidiéndole que le sujetase y con una goma elástica en la mano. Ella dio por hecho que le iba a sacar sangre para hacerle un análisis y, como no le gustan las agujas, se giró para no mirar. “Entonces sentí que mi perro sacudía la cabeza. De repente se puso rígido y lo miré a la cara y vi sangre en su labio. Se escuchó un gorgoteo y eso fue todo. No respiraba
”. El veterinario lo había matado por equivocación. “Ni siquiera miró la tabla ni me preguntó si este era el perro al que sacrificar. Se acercó con una goma elástica, nunca dijo una palabra y ahora mi perro está muerto. No estoy haciendo esto por mí misma, estoy luchando por nuestro hermoso perro que fue sacrificado sin sentido por razones más allá de lo que no puedo entender. Estoy haciendo esto por las mascotas de otras personas para que nunca experimenten el dolor, la tortura y la angustia que estamos soportando. Llevé a mi perro de ocho años perfectamente sano al veterinario y me fui a casa con un perro muerto”, aseguró la dueña de Cooper, quien está en contacto con su abogado para determinar qué acción tomar.