Ucrania, con Volodymyr Zelensky a la cabeza, ha destituido y encarcelado a algunos altos funcionarios de su gobierno por sospechas de que filtran información hacia Rusia.

El último caso, lo reveló el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, quien suspendió e investigó al jefe de la agencia de espionaje de Ucrania, Ivan Bakanov, y a la fiscal general, Iryna Venediktova. Días antes, el mandatario también había suspendido al vicedirector de la SBU, Volodymyr Horbenko.
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De esta manera, desde el comienzo de la guerra, las autoridades ucranianas han abierto un total de 651 casos de colaboración y traición contra funcionarios propios. El presidente ucraniano declaró: “Tal variedad de crímenes contra los cimientos de la seguridad nacional del Estado plantean preguntas muy serias a los jefes relevantes [de las dos organizaciones]. Cada una de estas preguntas recibirá una respuesta adecuada”.
Por su parte, Andriy Smirnov, uno de los principales asesores de Zelensky, aseguró que Bakanov y Venediktova no fueron despedidos, sino que fueron suspendidos a la espera de una investigación: “Con el fin de prevenir la posible influencia de estos dos funcionarios en los procesos penales, que se investigan en relación con los empleados de la SBU sospechosos de cooperar con el país agresor, y lo mismo se aplica a la fiscalía, el presidente tomó las decisiones apropiadas”.

La destitución de Bakanov, amigo de Zelensky, fue seguida de acusaciones de traición contra Oleh Kulinych, un exjefe regional de la SBU en Crimea.
Sobre ese tema, Zelensky aclaró: “Todos los que, junto con él, formaban parte de un grupo criminal que trabajaba en interés de la Federación Rusa también serán responsabilizados. Se trata de la transferencia de información secreta al enemigo y otros hechos de cooperación con los servicios especiales rusos”.