27/04/2025
Por
Nicolás Scordamaglia
Antes de que el mundo lo conociera como el Papa, existía Jorge Mario. Detrás del pontífice vestido de blanco, del líder espiritual y político que hoy convoca multitudes y renueva el rostro de una iglesia que estaba en ruinas, hay un hombre humano, moldeado por su historia, su cultura, su fe, sus errores, sus pecados y su pueblo.
Comprender a Francisco implica mirar hacia atrás, hacia aquel Bergoglio que caminaba las calles de Buenos Aires, se tomaba el subte, y era uno más del montón, predicaba no solo con palabras, sino con el testimonio cotidiano de su vida. Porque aprendió que las palabras a veces son solo ruido. Es que antes de ser Francisco, fue simplemente Bergoglio.
Y eligió vivir con austeridad, evitando honores innecesarios: sin túnicas doradas, sin zapatos rojos, sin coronas de oro. Se acercó a los márgenes, a los descartados, a los olvidados, no como un gesto ocasional, sino como una forma permanente de estar en el mundo, de ser parte del mundo. Su opción por los pobres no fue una estrategia pastoral ni una consigna ideológica: fue una convicción profunda, nacida de su propia historia, de sus silencios, de sus heridas y de sus derrotas. La justicia social, esa que se construye con gestos concretos, como repartir panes y peces, tal como lo hizo su Maestro.
Lee más: La tumba de Francisco y un homenaje a su historia familiar
El nombre no creó una identidad nueva; más bien, desnudó la que siempre estuvo allí, y nada de lo humano le fue ajeno, se equivocó, pidió perdón y siguió adelante, como cada uno de nosotros.
Por eso, antes de Francisco existía Bergoglio. El hombre común, que supo enfrentarse a la corrupción de la iglesia, que enfrento abusadores, que se acordó siempre se acordó de los 30 mil desaparecidos. Que conservo su sentido del humor hasta el último día. Un Papa, sin bastones de plata, sin túnicas de seda, sin denuncias guardas en un cajón. Un papa que vistió la muerte de madera.
Bergoglio, Francisco... te vamos a extrañar.
COMPARTE TU OPINION | DEJANOS UN COMENTARIO
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.