19/10/2023
La primera
vacuna desarrollada íntegramente en Argentina como refuerzo contra el COVID-19,
"ARVAC Cecilia Grierson", para mayores de 18 años, fue presentada oficialmente
luego de la aprobación de la ANMAT. A través de una conferencia de prensa, el
ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, y la ministra de
Salud, Carla Vizzotti, coincidieron en asegurar que se trata de "un día histórico de
la ciencia argentina" porque permitirá sustituir la importación de vacunas
y exportarlas.
"Es un día
histórico, y significa un hito para la ciencia y tecnología argentina en este
momento. Fueron tres años
de trabajo muy duro, de mucha inversión del Estado, del trabajo conjunto entre
el Conicet y la Universidad Nacional de San Martín", afirmó Filmus. Asimismo, remarcó que "ha sido un
trabajo articulado, también, con el sector privado apoyado por el Ministerio de
Salud y el Ministerio de Ciencia y Tecnología, y que da lugar a la primera vez
que Argentina puede tener un desarrollo propio, nacional, con sus
investigadores, por su capacidad y su inversión durante años en ciencia y
tecnología y en investigación básica. Da
lugar a que sea la primera vacuna no solo de Argentina sino, también la primera
vacuna contra la Covid en toda la región".
"Es un orgullo enorme y un paso importantísimo porque va a permitir no sólo abastecer las necesidades locales, sino también exportar. La plataforma que se desarrolló va a posibilitar transferir la tecnología para otras vacunas. Argentina importa por año 500 millones de dólares en vacunas, esto va a significar un paso enorme respecto de la posibilidad de sustitución de importaciones y de generar exportaciones", añadió.
En tanto,
Vizzotti manifestó que "la vacuna representa la posibilidad de tener una
herramienta segura, eficaz y de calidad" y remarcó el trabajo de
"nuestros investigadores e investigadoras, la importancia del Conicet y el
sostén de la universidad pública, el compromiso de las provincias, la pasión
con la que se hizo el reclutamiento de voluntarios y voluntarias que confían en
nuestra investigación y en las vacunas, el Estado presente y la decisión
política de un Gobierno para articular con todos los ministerios".
Explicó que "la inversión en este proyecto fue de 7 millones de dólares por parte del Laboratorio Cassará a
través de esta iniciativa público privada. Desde el Ministerio de Ciencia y Tecnología, para el ensayo
clínico, fueron 1.700 millones de pesos -de inversión- sin contar toda la gente
que está trabajando en el Conicet, en las universidades y en Anmat, que
trabajan todos los días para eso".
"Que se haya
aprobado por Anmat es un paso enorme porque hay muchos países de la región que ya con esta aprobación
tienen reciprocidad. El otro paso grande es presentarlo en el
fondo rotatorio de la Organización Panamericana de la Salud para precalificarlo
por la Organización Mundial de la Salud y, a partir de ahí, se puede
comercializar por el fondo rotatorio sin requerir aprobaciones específicas de
otros países y, desde el punto de vista de la importancia de sustituir
importaciones y avanzar hacia las exportaciones", completó.
"Es muy importante tener hoy el registro de una vacuna hecha 100% en Argentina, en todos sus pasos, y es de una complejidad enorme. Por eso tanta gente, por eso la emoción y por eso el orgullo de estar hoy en este paso y seguir por muchos pasos más", aseguró. Y aclaró que ante un eventual cambio de Gobierno en las próximas elecciones, la posibilidad de producción y de provisión "está garantizada", pero "el Estado tiene que decidir comprar la vacuna". Se está avanzando "hacia la declaración de interés nacional y con eso generar una licitación, una orden de compra abierta para que esté esa posibilidad y avanzar en ese sentido".
Cabe mencionar que la vacuna ARVAC Cecilia
Grierson, desarrollada por la Universidad Nacional de San Martín, el Conicet y
el Laboratorio Cassará, demostró ser "segura y eficaz como refuerzo contra el
virus SARS-CoV-2 en mayores de 18 años". Actualmente, ya se produce en la planta de
Cassará en la Ciudad de Buenos Aires, y puede adaptarse a nuevas variantes de
SARS-CoV-2 circulantes en la región. El
desarrollo fue posible a partir de un consorcio público-privado que contó con
más de 600 científicos y profesionales, 25 instituciones y 2.094 personas voluntarias.
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