08/04/2025
Con la llegada de los primeros fríos, nada como refugiarse en un bar notable, pedir un café con medialunas y dejarse llevar por la atmósfera. Te contamos cuáles son los bares que tenés que visitar si querés sentirte parte de la historia viva de Buenos Aires.
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Desde 1930, La Academia es sinónimo de barrio, tradición y juegos de mesa. Entrás y el tiempo se ralentiza: boiserie de madera, estanterías con libros, mesas donde conviven cartas, dados, dominó, ping-pong, dardos y metegol. En otro sector, brillan las mesas de billar y pool que siguen siendo el alma del lugar.
Ideal para almorzar una milanesa con papas o pedir una pizza a la piedra con cerveza tirada a precios accesibles. La Academia es más que un café: es un club sin membresía, donde todos son bienvenidos. Abre todos los días.
Imperdible: Minutas clásicas, cerveza fría y partidas de truco al atardecer.
Si hay un bar que condensa el alma del tango, es este. En 1927 abrió sus puertas y fue cambiando de nombre hasta que en 1948, Homero Manzi escribió ahí su inmortal tango 'Sur'. Desde entonces, la esquina fue bautizada con su nombre y hoy es parada obligada en el circuito tanguero de la ciudad.
El local fue restaurado en 2001, pero mantiene su estilo de época: luces cálidas, cuadros de glorias del tango y una carta que incluye desde cafés con medialunas hasta platos elaborados. También hay espectáculos en vivo.
Dato Baires Gourmet: Probá el raviolón negro relleno de salmón o una buena copa de vino mientras escuchás un bandoneón en vivo.
Un clásico con alma de bodegón y corazón de café concert. Celta Bar fue escenario de música en vivo, poesía y teatro. Hoy mantiene ese espíritu cultural: sus paredes están decoradas con retratos de músicos, publicidades vintage y objetos antiguos que cuentan mil historias.
El menú es sencillo pero sabroso: tapeos, chopps de sidra tirada, cafés bien tirados y platos porteños. Es el lugar ideal para una charla larga mirando por la ventana guillotina mientras suena jazz de fondo.
Recomendado: Chopp de sidra + picada compartida con vista a la esquina.
Con más de 125 años, es el segundo bar más antiguo de Buenos Aires, solo superado por el Tortoni. Iberia nació en 1897 y fue rebautizado por los exiliados republicanos españoles durante la Guerra Civil. Su historia está llena de debates encendidos y visitas ilustres como la de Federico García Lorca, quien solía frecuentarlo.
Después de cerrar durante la pandemia, volvió a abrir con su esencia intacta: mármol, bohemia, cocina casera y espíritu literario. Un bar para quedarse horas mirando las columnas de la Avenida de Mayo desde una mesa de madera.
Para probar: Café con leche con medialunas o tortilla española con vermut.
Visitar un bar notable en Buenos Aires es mucho más que tomar un café. Es entrar a un universo propio, donde cada rincón guarda anécdotas, canciones, discusiones y silencios. La vajilla antigua, el mozo que te llama 'maestro', el sonido de la cucharita en la taza... Todo suma para que vivas una experiencia sensorial completa.
Estos bares son ideales para un desayuno tranquilo, un almuerzo con identidad, una cita con historia o simplemente para sentarte a escribir, leer o mirar pasar la ciudad desde otro tiempo.
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