31/03/2025
La industria foresto-industrial correntina enfrenta una crisis sin precedentes, caracterizada por una drástica disminución en las ventas y serias dificultades para exportar según advierten referentes locales. Raúl Falero, presidente de la Asociación de Industriales de la Madera y Afines de Santo Tomé, describió la situación como 'muy complicada', señalando que el sector lleva más de un año enfrentando estos desafíos.
La
imposibilidad de exportar se debe, en gran medida, a la falta de competitividad
en los mercados internacionales. Aunque hubo una devaluación significativa en
diciembre, la inflación subsiguiente aumentó los costos de producción,
erosionando la rentabilidad de las exportaciones. Los precios internacionales
permanecieron estables, mientras que el tipo de cambio oficial se mantuvo fijo,
lo que resultó en márgenes de ganancia prácticamente nulos para los
exportadores.
En el mercado interno, la situación es igualmente desalentadora. La paralización de la obra pública y el enfriamiento de la economía han reducido drásticamente la demanda de madera. Este estancamiento ha llevado a las empresas a sobrestockarse, generando dificultades financieras adicionales al inmovilizar capital en inventarios y enfrentar problemas de liquidez para cubrir costos operativos esenciales, como la adquisición de materia prima y el pago de salarios.
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Falero también destacó que la producción industrial maderera en Argentina supera ampliamente la demanda nacional. Sin la posibilidad de exportar, el mercado interno se satura rápidamente, exacerbando la crisis del sector. Además, la falta de actualización tecnológica, resultado de años de dificultades para importar maquinaria y problemas económicos, ha dejado a la industria local con un retraso de aproximadamente 20 años en comparación con potencias mundiales como Alemania, Canadá y Finlandia, así como con países vecinos como Brasil y Chile.
En este
contexto, muchas empresas han recurrido a vender productos por debajo del costo
para obtener liquidez, una estrategia insostenible a largo plazo que consume
reservas y debilita aún más la estructura financiera de las compañías. La falta
de indicadores que sugieran una pronta recuperación agrava la incertidumbre en
el sector.
La
situación es particularmente crítica para los aserraderos medianos y pequeños,
que carecen de forestación propia y enfrentan mayores costos de materia prima.
Algunos ya han cesado sus operaciones o están en venta, reflejando la
profundidad de la crisis. Aquellos con plantaciones propias tienen una ligera
ventaja al poder reducir costos, pero a expensas de consumir su capital
forestal, una solución temporal que no garantiza la sostenibilidad a largo
plazo.
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