19/09/2023
Se redujo la participación de empleo privado
sobre el total de los asalariados. Una parte la absorbió el Estado y otra la
actividad independiente, como alternativa al nuevo formato de trabajo "gris".
Quizás por eso la mitad de los estudiantes universitarios mira al exterior para
desarrollar su profesión, una vez graduados en la Argentina.
El mercado laboral de nuestro país registró
mejoras cuantitativas, según el informe de empleo registrado elaborado por la
consultora LCG, con datos oficiales del SIPA. En ese trabajo, al que tuvo
acceso este medio, se puede advertir que, con los últimos números a junio de
2023, se notó un crecimiento del 4,3% interanual, lo que implica que se
generaron 548.868 nuevos puestos de trabajo en la economía argentina.
Sin embargo, a pesar de que el dato es altamente positivo, cuando se empieza a desgranar la estadística se advierte que no todo lo que brilla es oro, lamentablemente. Porque el tema de fondo está en observar la calidad del empleo, que se fue perdiendo de manera progresiva, cuando el asalariado tuvo que salir a buscar su propio "laburo" para subsistir, lo que impactó en un aumento en cantidad de monotributistas y autónomos.
Por otro lado, la composición del empleo
registrado fue mutando, dado que empezó a tener mayor participación en el
universo de los trabajadores el empleo público, desplazando al empleo privado,
poco a poco.
Sin perder de vista que la evolución en la
creación de empleo es un hecho positivo, también hay que exponer todos los
datos de la estadística. Según LCG "los asalariados privados pasaron de
representar un 56% en 2012 a un 48% actualmente. Por otro lado, el empleo
público absorbió 2,8 puntos porcentuales (pp) representando actualmente el 26%
del empleo registrado mientras que la mayoría de lo perdido en el terreno
privado migró al sector independiente, representando en la actualidad un 26%
(+5,1 pp que ene-12)".
¿Faltan horizontes?
Los datos anteriores explican, en parte, esa
sensación que tiene una porción de la sociedad acerca de que todavía hay mucho
por mejorar en materia del mercado laboral. Un relevamiento realizado en la
Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP) por el Observatorio Electoral de
la UNMDP, transparentó parte de la visión que tienen los estudiantes
universitarios respecto del presente y sus expectativas a futuro.
El dato más significativo, y al que tiene que mirar la clase dirigente nacional, está vinculado con las expectativas de futuro de los jóvenes y donde se ubican a ellos mismos en los próximos años. Para el trabajo, del que tomaron parte más de quinientos estudiantes de distintas edades, el 50% de los consultados dijo que se iría del país una vez que termine sus estudios académicos. Sin dudas, habla claramente de cómo ven los jóvenes la realidad actual y las perspectivas de mediano plazo.
También interpela seriamente a la dirigencia en
varios sentidos. Uno de ellos es vital: el Estado está poniendo recursos
económicos para la formación de nuevos profesionales que, quizás, no van a
generar un producto para la Argentina. Y sin cargar las tintas sobre los
jóvenes profesionales que apuntan a recibirse para irse a ejercer a otras
tierras, es imperioso analizar por qué el Estado no está haciendo demasiado
para ofrecer una alternativa de vida que estimule a la creación de un proyecto
personal en el país.
La falta de horizontes se ve nítidamente cuando
no hay créditos hipotecarios que faciliten "el sueño de la casa
propia"; los UVA -que son la última versión de créditos hipotecarios-
están dejando un tendal en la mayoría de quienes los tomaron; los alquileres se
están dolarizando de hecho y el salario real de bolsillo pierde valor contra la
inflación. El panorama es preocupante.
Además, entre los consultados aparece otro número
que también es concordante con el dato anterior de eventual emigración. Y es
que para el 56,64% de los consultados no existe posibilidad de una mejora
económica en el mediano plazo. Y las opiniones se dieron en una población
objeto con un acceso a la información aceptable, como así también instrumentos
de capacitación al alcance de la mano, donde el 59% de las personas que
participaron de la muestra dijo que para asistir a la universidad pública tiene
que trabajar además de estudiar.
Claramente, es urgente revertir estas cifras. Ya
sean las del SIPA como las de los estudiantes que piensan que afuera van a
estar mejor. Porque si este presente no cambia, entonces las posibilidades de
la Argentina de salir adelante serán menos que las actuales. Porque si ahora no
estamos bien, algo peor estaremos si quienes están en condiciones de aportar
valor agregado desde su rol hacia la construcción de un proyecto integral de
país, se desilusionan y se terminan yendo.
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