30/01/2025
Por
Nicolás Scordamaglia
En el intento por reivindicar al Conurbano como un espacio que alberga adjetivos más allá de los impuestos por los discursos hegemónicos, se repite con frecuencia que en este territorio es donde uno aprende a "hacerse persona". ¿Queres sentarte en este sillón? "pregunta "El Vasco "a "El Tano" Así comienza esta escena donde se muestra el poder del intendente de Merlo el histórico Raúl Othacehé, el barón del Oeste, desterrado tras 24 años de mandato. En Los Bastardos, una historia del conurbano.
En los últimos años, hemos presenciado una transformación significativa en el ámbito audiovisual. Por un lado, han surgido nuevos canales y formatos que coexisten y compiten con sus predecesores. Por otro lado, el rol del espectador ha experimentado una evolución notable.
Ya no se limita a ser un
mero receptor pasivo de mensajes y contenidos. En la actualidad, también puede
desempeñar un papel activo como emisor y creador de estilos. Es su propio "Dios
impulsor" de mundos distópicos y destructor de los mismos. Como señala Rivière
"Las diferentes sociedades y civilizaciones han encontrado siempre, a lo largo
del tiempo, estos referentes míticohumanos a los que venerar, admirar, seguir y
aún adorar para después, quizá, destruir o aniquilar".
Es imprescindible entender que el cine tiene la capacidad de generar un pensamiento crítico y cambiar la realidad. Para justificar así algún hecho puntual como se puede advertir en la película Los Bastardos. Debemos analizar en qué medida puede el cine transmitir ideas y conceptos equivocados, así como los mecanismos que utiliza para lograrlo. Un buen ejercicio es examinar la habilidad del cine para representar la realidad y construir nuevos contextos y paradigmas. El cine nos convida con distintos matices sobre cómo debemos percibir el entorno, es decir aquello que se nos presenta como la "única verdad".
El filósofo y escritor Alain Badiou afirma que el cine tiene la capacidad de extraer un fragmento de pureza de lo peor que existe en el mundo, su material preferido. En última instancia, el cine se convierte en una lección de esperanza. Es evidente que lo es, ya que nos vemos reflejados en cada película y en cada historia que presenta. Compartimos emociones y reflexionamos sobre el comportamiento humano.
El cine revela nuestras frustraciones y deseos, brindándonos la oportunidad de explorar diversas realidades y cuestionar dogmas, métodos y credos. Podemos marcar una analogía entre la construcción de la realidad que intenta instalar el cine en cada una de sus creaciones, con las palabras de Heath Ledger en su álter ego The Joker cuando menciona: "Introduce un poco de anarquía altera el orden establecido y todo se volverá caos". El cine es confuso y tiene ese condimento de anarquía con el que algunos directores suelen sazonar sus obras. En la película Los Bastardos se intenta plasmar en todo momento un falso orden de sucesos que solo ocurren en el imaginario de un sector de la sociedad.
El Nuevo Cine Argentino no surgió de manera aislada, sino
que formó parte de un movimiento regional que buscaba romper con los estándares
de la industria cinematográfica. Este movimiento tuvo como objetivo explorar
nuevas perspectivas, mostrar diferentes espacios, personajes y sectores
sociales que raramente se representaban en la pantalla grande. Fue un proceso
que amplió la diversidad de sensibilidades y que continuó evolucionando con el
tiempo y retomó la tradición del cine moderno al abordar la pobreza y las
consecuencias del capitalismo en un contexto neoliberal. Lo hizo con una
renovación estética que marcó un cambio fundamental en la forma de hacer
películas en Argentina.
No obstante, el análisis de los usos y de la recepción de
mensajes tiene un problema, que nos hace volver al punto de partida: la
desaparición del conflicto, el ocultamiento de las relaciones de poder. Porque
si bien sabemos que un televidente no acepta todo lo que ve y tiene la
posibilidad de rechazar o reinterpretar lo que se le dice, no tiene la
capacidad de producir sus propios mensajes y ser escuchado. Debe aceptar lo que
en la pantalla se le muestra como una fiel epicrisis de lo que sucede en el
afuera.
Los medios de comunicación están en manos de una clase dominante que tiene entrada en todos los hogares, en todos los dispositivos. Los ciudadanos, en cambio, no tienen más que su capacidad de desvío o de resignificación. La diferencia de magnitud no puede ser ignorada. Entender este mecanismo puede en muchos casos, salvarnos de una mera doctrina partidaria que no hace más que reproducir discursos de odio y escenarios violentos, donde el fin justifica los medios y a los medios.
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En este sentido podemos mencionar a Berger y Luckmann que demostraron que toda la realidad social no es otra cosa que una construcción de la misma sociedad. "El hombre mismo es quien construye su propia naturaleza, él es el que se produce a sí mismo y esa construcción será, por necesidad, siempre una empresa (construcción) social". Se construye así una falsa realidad para destruir un nombre, una ciudad, una persona, un gobierno o una institución.
Un ejemplo de la demonización de un lugar y sus habitantes es el film "Los Bastardos" una película de suspenso argentina de 2023 dirigida por Pablo Yotich. Donde se narra la historia de una mafia que atemoriza el conurbano y es liderada por un intendente que se personifica como "El Vasco" (a secas) un mafioso del conurbano que gobernó Merlo desde 1991 hasta 2015 y tiene un frondoso CV de violencia política. Por supuesto existe demasiada similitud con Raúl Othacehé, considerado uno de los funcionarios que más duró en su cargo político y se lo acusa de ser el responsable de amenazas, muertes y negociados en la Municipalidad. Mientras que el héroe en esta historia es el "El Tano" Gustavo Menéndez actual intendente de Merlo.
En este largometraje se intenta ubicar al conurbano como el
corazón del delito, donde la violencia institucional, el narcotráfico, los
secuestros y ausencia total del Estado se transforman en el único hábitat
posible. Donde la mafia gobierna las calles y solo un "mesías" (El Tano) que
también es un mártir, puede destronar a un "Rey Desnudo" (El Vasco). Las
historias del Conurbano son tan diversas como sus habitantes, y su narrativa es
un reflejo de la lucha, la resiliencia y la esperanza que caracterizan a esta
vasta región del Oeste.
Ahí, las calles no siempre están pavimentadas y las casas no
siempre son lujosas, pero lo que falta en comodidades materiales, se compensa
con un sentido de comunidad y pertenencia que es palpable en cada rincón. La
parábola que nos relata Pablo Yotich en su cinta pretende justificar la
destrucción de una ciudad para que otra ciudad renazca en sus cenizas. Una
visión que hemos visto en otras películas. Batman Begins del director
Christopher Nolan, nos intenta convencer en el personaje de Ra's Al Ghul que la
ciudad de Gotham debe ser aniquilada porque se ha vuelto demasiado caótica.
"Cuando un bosque se vuelve demasiado salvaje, un fuego de purga es inevitable
y natural" y en el mismo sentido agrega "Cada vez que una civilización alcanza
el pináculo de su decadencia, regresamos para restablecer el equilibrio".
Esto ocurre en el film "Los Bastardos" se intenta imponer en
todo momento una realidad ficticia, de que hay un lado bueno y un lado malo.
Que una salvación es posible y descansa en las manos de un hombre (El Tano) que
se entrega como un mártir al látigo cruel y corrupto de sus verdugos.Este anti
héroe intenta ganar la intendencia con las mismas políticas que pretende
demoler. Nada más alejado de la realidad.
El vasco y El tano son la cara de una misma moneda. Y no existe un paraíso donde reine felizmente la democracia. Porque todos los sistemas son imperfectos y todas las ciudades tienen sus propios ángeles y demonios, sin importar la clase social. La vida cotidiana es moldeada y definida por los individuos que componen una sociedad. Lo hacen a través de sus interpretaciones subjetivas.
Esto se refleja en nuestras elecciones de consumo,
en la información editada que encontramos en las redes sociales, en los guiones
de películas, en los discursos de odio, en los chismes de barrio y en aquellos
que sostienen el poder en sus manos y pretenden que sigamos dentro de la
caverna de Platón. A menudo, estas representaciones resaltan aspectos
importantes y pueden ocultar intenciones de influencia y poder.
El conurbano también existe. Y no será destruido como Sodoma
y Gomorra y ninguno de sus vecinos se volverá una estatua de sal solo por mirar
hacia atrás.
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