02/12/2024
La movilización está prevista para el jueves desde las 13. Irán las dos vertientes de la CTA, ATE y gremios de la CGT, además de Pablo Moyano, quien avanza en la conformación de un nuevo frente en el sector.
Tras el rechazo de la Confederación General del Trabajo (CGT) a convocar un nuevo paro general, los sectores más combativos del sindicalismo argentino decidieron avanzar con una fuerte protesta. El próximo jueves, a las 13 horas, se llevará a cabo una gran movilización en Plaza de Mayo, que se perfila como una nueva demostración de fuerza contra las políticas del gobierno de Javier Milei.
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Bajo el lema "La patria no se vende", que ha sido una consigna central en los últimos meses de la oposición kirchnerista, la marcha se presenta como una suerte de "marcha federal", que reunirá a diversos actores sindicales y políticos en una protesta unificada.
La convocatoria cuenta con el apoyo de las dos vertientes de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), tanto la CTA de los Trabajadores (CTA-T) como la CTA Autónoma (CTA-A), además de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), que anticipó un paro de estatales para el mismo día. Rodolfo Aguiar, secretario general de ATE, destacó que la protesta sumará más de 30 gremios estatales que se sumarán a la marcha en Plaza de Mayo.
La movilización está prevista para el jueves desde las 13. Irán las dos vertientes de la CTA, ATE y gremios de la CGT, además de Pablo Moyano, quien avanza en la conformación de un nuevo frente en el sector.
Entre los gremios que confirmaron su participación se encuentran algunos de los más poderosos de la CGT, como la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), encabezada por Abel Furlán, y La Bancaria, liderada por Sergio Palazzo. Estos sectores, junto a otros sindicatos más duros, buscan visibilizar su oposición a las reformas impulsadas por el gobierno de Javier Milei.
La convocatoria también pone en evidencia el quiebre dentro de la propia CGT. Mientras que el sector dialoguista, encabezado por Héctor Daer y Carlos Acuña, se mostró reacio a un paro general, los sectores más combativos, liderados por figuras como Pablo Moyano, han optado por ir por su cuenta. Moyano, quien ya había renunciado a la conducción del triunvirato de la central obrera, acelera la creación de un nuevo frente sindical, impulsado por los más radicalizados.
La marcha, que se espera de gran magnitud, no solo contará con la participación de sindicatos opositores a las políticas del gobierno, sino también con el apoyo de agrupaciones políticas y movimientos sociales cercanos al kirchnerismo. Entre ellos se encuentran La Cámpora, La Patria es el Otro y la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), que han sido aliados históricos de los gremios más combativos.
La protesta también servirá para marcar un desafío hacia el sector más moderado de la CGT, que se ha mantenido en una posición de diálogo con el Gobierno. La presencia de Pablo Moyano en la movilización refuerza la idea de una ruptura con la cúpula oficial de la central, que ha mantenido una relación más distante con el kirchnerismo y con los sectores más radicalizados del sindicalismo.
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El eje de la movilización será el rechazo a las políticas de ajuste que ha implementado el Gobierno de Javier Milei, en un contexto de creciente malestar social. Los sindicalistas y movimientos sociales que participan de la marcha denuncian que las reformas del presidente afectan directamente a los trabajadores, los estatales y los sectores más vulnerables del país.
La protesta también se da en un momento de debilitamiento de los sectores piqueteros, que, tras enfrentar denuncias de corrupción y perder el control sobre los planes sociales, ya no tienen el mismo poder de movilización que en el pasado. La marcha del jueves, en este sentido, buscará suplir en parte ese vacío, con la intención de mostrar que los sindicatos más combativos siguen siendo una fuerza organizada y capaz de desafiar al Gobierno de Milei.
A través de esta movilización, los sectores más duros del sindicalismo buscan fortalecer su posición frente al Gobierno, que sigue impulsando reformas económicas y laborales en medio de un clima social tenso. Al mismo tiempo, la marcha será una oportunidad para reforzar la unidad de las agrupaciones más combativas, en un contexto político y social que promete seguir siendo muy conflictivo.
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