12/04/2025

Economía

Fin del cepo: qué opinan las industrias, el agro y los economistas sobre el nuevo rumbo económico

La eliminación del cepo cambiario abre una etapa de oportunidades y desafíos para los sectores productivos del país. El agro celebra una mayor competitividad exportadora, la industria espera reactivación con cautela y los economistas debaten sobre los riesgos de inflación y el impacto en el mercado. El lunes marcará el inicio de una nueva normalidad, aunque aún incierta.

El anuncio del Gobierno sobre la eliminación del cepo cambiario y la implementación de un nuevo régimen de bandas flotantes entre los $1.000 y $1.400 por dólar marca un punto de inflexión para los sectores productivos del país. Desde el agro hasta la industria automotriz, pasando por los parques industriales y el entramado exportador, la economía argentina se encamina hacia una nueva normalidad, aunque no exenta de tensiones e incertidumbres.

El paquete de medidas, respaldado por un desembolso de USD 12.000 millones del FMI y otros organismos internacionales, busca recuperar reservas, ordenar el mercado de cambios y dinamizar la actividad. El Gobierno apuesta a que la liberalización atraiga inversiones, potencie la exportación y normalice el flujo de importaciones clave para la producción.

Pero más allá del optimismo oficial, la apertura del lunes será un termómetro clave. En particular, el precio al que abra el dólar marcará la reacción del mercado y el comportamiento inmediato de sectores estratégicos, especialmente el agroexportador.

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El campo, en el centro de la escena

En plena cosecha, la respuesta del agro será determinante para el éxito o fracaso de esta etapa. El presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Nicolás Pino, se mostró cauto pero positivo: "Seguramente va a ser un dólar para la producción y venta de granos, un tipo de cambio más favorable. Este abril va a ser duro, pero es el reordenamiento que la economía necesitaba".

Desde Ciara-CEC, que nuclea a las principales empresas aceiteras y exportadoras de cereales, el mensaje fue claro: la medida "recupera competitividad exportadora", y "alienta el comercio exterior". Su presidente, Gustavo Idígoras, destacó que el nuevo esquema con bandas amplias podría empujar a muchos productores a liquidar si el dólar se ubica más cerca de los $1.400.

El dato no es menor: quedan en stock 7,2 millones de toneladas de soja de la campaña 2024/25, aún sin vender. Esa soja representa dólares esperando precio. Según estimaciones del mercado, a un dólar de $1.200, la tonelada de soja cotizaría entre $350.000 y $360.000. A $1.400, ese valor saltaría a más de $420.000 por tonelada. En ese escenario, muchos productores "seguramente salen a vender".

Sin embargo, el campo también advierte sobre los costos. Como dijo Pino: "Cuando mejora una cosita, los costos suben. Todo va de la mano". Con insumos dolarizados y precios internos en alza, la rentabilidad sigue siendo un cálculo complejo.

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Señales positivas. Desde el sector industrial valoraron la eliminación del cepo cambiario y el préstamo del FMI.

Industria: más acceso, menos trabas, pero aún con cautela

Para el sector industrial, el levantamiento del cepo representa una bocanada de aire tras años de restricciones a la importación, problemas de acceso al MULC y dificultades logísticas. Especialmente en sectores como la automotriz, la metalmecánica y la tecnología, la noticia fue bien recibida.

Martín Galdeano, presidente de Ford Argentina, consideró que la normalización cambiaria "es positiva" y valoró el acuerdo con el FMI como "un paso importante para el crecimiento".

Del mismo modo, Gustavo Salinas, presidente de Toyota Argentina, destacó la eliminación de distorsiones y restricciones como una "señal clave hacia nuestra casa matriz y la cadena de valor".

Para muchas terminales, el nuevo esquema no solo libera pagos de importación sino que habilita el giro de utilidades, una demanda histórica del capital extranjero. En palabras de un ejecutivo del sector: "Volvemos a operar como en un país normal".

La industria importadora, que hasta ahora operaba con dólar CCL (pagando hasta $1.360), ahora podrá competir en igualdad de condiciones con las empresas productoras. Eso genera tensiones, pero también obliga a rediscutir estrategias de precios, márgenes y abastecimiento.

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Producción local y parques industriales: expectativa e incertidumbre

Los parques industriales, que agrupan a miles de pymes industriales en todo el país, viven esta transición con una mezcla de alivio y prudencia. El acceso a insumos importados mejora, pero las preocupaciones pasan por otros lados: el impacto de la devaluación en costos, tarifas, y el nivel de demanda interna.

Según referentes del sector, la flotación del dólar mejora previsibilidad, pero el pass through (traslado a precios) será inevitable. Muchas pymes industriales operan con altos componentes de insumos importados, por lo que ya anticipan aumentos de entre 10% y 20% en productos finales, incluso antes de que se estabilice la nueva paridad.

Además, la situación de financiamiento sigue siendo crítica. Las tasas, aunque levemente en baja, aún superan el 90% anual, lo que hace inviable el crédito para expansión o renovación tecnológica.

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Importaciones y exportaciones: un nuevo tablero de juego

El nuevo esquema cambiario también busca ordenar el comercio exterior. Hasta ahora, las empresas exportadoras podían liquidar el 20% de sus ventas al dólar CCL -más alto que el oficial- bajo el esquema blend. Esa posibilidad se elimina con el cepo, pero se compensa con un tipo de cambio más competitivo.

Las importaciones también cambian de reglas: desde este lunes, ya no se aplicarán los 30 días de espera entre despacho y pago. Las operaciones se destraban, lo que mejora el flujo de insumos para sectores clave como electrónica, autopartes, farmacéutica y maquinaria.

Sin embargo, el gobierno advierte que habrá intervención dentro de la banda cambiaria, lo que significa que no todo será libertad absoluta. Se busca evitar saltos abruptos que desestabilicen precios o expectativas.

Alivio y prudencia. Los parques industriales tomaron con cautela las nuevas medidas económicas del Gobierno.

Un nuevo ciclo: señales, riesgos y oportunidades

Para muchos analistas, esta salida del cepo recuerda a la unificación cambiaria de 2015, pero con una diferencia clave: el respaldo financiero externo y un esquema de bandas amplio. La economista María Castiglioni lo definió así: "Esto va hacia una mayor flexibilización. Es un paso hacia un país más normal".

El economista Fernando Marull proyectó que, si bien al principio habrá más demanda que oferta, la liquidación del agro y el ingreso de dólares permitirán sostener la banda. Estima que "el atraso cambiario va a dejar de ser un problema", pero advierte sobre "costos sectoriales" en industrias que dependían de insumos baratos.

También habrá un reacomodamiento de precios internos. El propio presidente de la Sociedad Rural admitió que abril será "duro", y lo mismo opinan en cámaras industriales. La inflación podría acelerarse en el corto plazo, pero el gobierno apuesta a que el orden fiscal y la política monetaria contengan el impacto.

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Conclusión: una economía puesta a prueba

El levantamiento del cepo abre una etapa de reordenamiento profundo. Para el agro, significa precios más competitivos y el fin de un régimen que desincentivaba inversiones. Para la industria, representa el fin de una asfixia operativa, aunque no la resolución total de sus problemas estructurales.

El dólar, a partir de este lunes, será mucho más que una variable económica: será el indicador de confianza, la brújula de los sectores productivos y el nuevo termómetro de la política.

Con un país que vuelve a girar alrededor del tipo de cambio, la economía entra en fase de redefinición. Y el gran interrogante no es si el plan es técnicamente viable, sino si la producción nacional podrá ser protagonista real de esta etapa, o apenas testigo de una nueva pulseada entre rentabilidad, estabilidad y competitividad.

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