29/10/2024
Ubicada en Esteban Echeverría, la Fundación Fundabrigo trabaja desde 2014 con el compromiso de transformar la vida de niños que han sufrido maltrato, abandono o abuso. En diálogo con El Bonaerense, desde la Fundación cuentan sobre el deseo de tener una sede propia: deben recaudar $3.5 millones para renovar el alquiler y piden colaboración de los vecinos.
Este proyecto, que comenzó a gestarse con la creación de la fundación y el hogar en 2017, brinda un entorno seguro a aquellos menores que, por distintas razones, han perdido el acceso a un núcleo familiar de apoyo.
La Fundación Fundabrigo trabaja desde 2014 con el compromiso de transformar la vida de niños que han sufrido maltrato, abandono o abuso.
'Procedemos a brindarles cuidado y contención, y trabajamos para restituirles progresivamente sus derechos vulnerados: derecho a la salud, a la identidad, a la educación, a la práctica de deportes, al esparcimiento y fundamentalmente a ser tratados con respeto y afecto', destacan desde la Fundación. Además, subrayan que uno de los derechos más importantes que buscan devolver a estos niños es el de 'crecer en el seno de una familia'. Para ello, se esfuerzan por reconstruir lazos familiares con parientes cercanos, y en los casos en que esto no es posible, colaboran en el proceso de adopción.
El hogar, que actualmente recibe entre 10 y 14 niños provenientes de Esteban Echeverría y partidos vecinos, acogió a más de 60 menores desde su apertura. 'Aproximadamente el 65% retorna con sus familias (tíos, abuelos y otros familiares) y el 35% restante inicia una nueva vida con una familia adoptiva', explican desde Fundabrigo, subrayando la importancia de esta última alternativa en casos donde no existen redes familiares extensas que puedan ofrecer un hogar estable.
El hogar, que actualmente recibe entre 10 y 14 niños provenientes de Esteban Echeverría y partidos vecinos, acogió a más de 60 menores desde su apertura.
La Fundación también invita a la comunidad a colaborar como voluntarios. 'Las invitamos a acercarse a nuestro hogar para conocer a los niños y colaborar como voluntarias en su cuidado y atención', sostienen.
La búsqueda de una sede propia
Uno de los desafíos que enfrentan es la falta de una sede propia. Desde su apertura, el hogar alquila una propiedad ubicada en la esquina de Azcuénaga y Reconquista, en Monte Grande. 'La mayor dificultad es que el hogar carece de vivienda propia y cada tres años debemos renovar los contratos de alquiler', expresan. Esto implica un importante esfuerzo económico, que de otro modo podría destinarse a mejorar la calidad de vida y atención de los menores alojados.
Para renovar el contrato de alquiler de su sede necesitan recaudar $3.5 millones y es por eso que acuden a la solidaridad de los vecinos que puedan aportar con su granito de arena.
Fundabrigo se erige como un verdadero refugio y puente de amor para los niños que necesitan una oportunidad para reintegrarse a la sociedad y recuperar la posibilidad de vivir una infancia plena y segura.
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