10/08/2023
Falta de identidad disfrazada de transgresión, atajos que intentan romper normas, cuando la verdadera transgresión es cambiar un paradigma.
Por
María del Pilar Carabús, Abogada, Comunicadora y Escritora, MBA
Ni la corrupción, ni el sexo por el sexo, ni los escapes de eternos de viajeros compulsivos, ni las masacres de poder, ni el veganismo, ni el feminismo, ni la soledad proyectada en una mascota, ni la mutilación del arte con sus cines vacíos, sus museos prostituidos como centros de desfiles, son repuestas a la perdida de sentido existencial.
Democracias Liberales que sin afiliación política pasan a disfrazarse de Autocracias , con un 83% de los habitantes de este planeta, según PENUD de ONU que no creen en los partidos políticos, ni en los gobiernos, ni en las instituciones financieras, ni en los medios de comunicación, tampoco en el poder judicial, ni en instituciones que solían tener autoridad moral como la Iglesia.
Manipulados completamente por robots que generan mensajes organizados según los intereses de su propio negocio, carcomidos por los rentables negocios ilegales, entre ellos guerras, narcotráfico y todo producto plausible de ser vendido, incluyendo trata de personas. Verdaderamente, ¿estamos pensando qué somos transgresores por la creación de algo llamado inteligencia artificial?. ¿No incluye acaso la misma palabra artificial, la respuesta a la falsedad de la misma?
Reformulo lo que decía Galileo
Galilei en su carta (de 1610 ) al Astrónomo, filósofo y matemático Kepler: "es
una burla creer que las respuestas no están en el universo o en la naturaleza,
sino en las palabra y en los textos".
¿Cómo podemos pensar que nuestra evolución puede estar en una aplicación, en un chat GPT o en la educación virtual? ¿Cómo desafiar nuestras propias limitaciones a través de la tecnología, cuando del otro lado la armada vigilancia digital alimenta nuestras carencias con adicciones?
Pensemos en Maximilien Robespierre
guillotinado en la Revolución Francesa, él sí luchó por un verdadero cambio de
paradigma, en Mandela preso durante 27 años, diagramando su gran revolución
contra el "Aparheid".
Pensemos en el anonimato de esa mujer que en una entrevista, narra con impotencia cómo trabaja desde las 5am. para ver en la butaca contigua, cómo otra persona subsidiada por el Estado sale de paseo con su familia. Conectar con la realidad es transgredir, el modelo solidario nos engrandecía.
Solían ser las ideas las que edificaban sociedades, hoy en día esto se traduce a lo material, no sólo tiene que ver con lo político, sino con la esencia humana, se ha prostituido hasta el amor, cómo una mercancía qué tiene como fin ahogar la penas con el hedonismo.
Alimentadas nuestras fantasías en
medio de este caos, seguramente en algún momento el reloj de arena se de vuelta
nuevamente hacia una libertad sólida, qué nos permita ser quiénes realmente
queremos ser, construcción de identidad que requiere de una valentía
omnipresente que tardará muchos siglos en materializarse.
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