Los inquilinos deberán afrontar un aumento récord en mayo

Mientras los servicios básicos suben de manera abrupta y repercuten en las economías familiares, quienes alquilan departamentos o casas y tienen que renovar próximamente su contrato tendrán que hacer cuentas para continuar con ese estilo de vida.

Y esto es porque ya sin la Ley de Alquileres -derogada por el mega DNU 70/2023-, el aumento del valor de los alquileres se rige por el Índice para Contratos de Locación (ICL) y este en mayo será del 221%.

Es decir que, por ejemplo, una persona o familia que pagara un alquiler de $100.000 en solo un mes pasará a abonar $321.000 hasta abril del año próximo. Alguien que pagaba $200.000 tendrá que desembolsar $642.000 por mes.

Es cierto que, a medida que transcurra el año y avancen los precios, el valor no se sentirá tanto, pero el cambio abrupto y la escasez general de aumentos salariales es un obstáculo para una gran parte del universo de trabajadores que alquilan una vivienda.

Este ajuste, consiste en multiplicar el valor que pagaban desde hace un año por 3,21; el valor resultante es el valor locativo que regirá desde mayo de 2024 hasta abril de 2025, inclusive.

El ICL está integrado por las variaciones mensuales del Índice de Precios al Consumidor (IPC) y el de la Remuneración Imponible Promedio de Los Trabajadores Estables (Ripte) en partes iguales.

A partir del auge de la inflación de los últimos meses, el ICL viene subiendo fuertemente también. Sin embargo, si se compara con la inflación anualizada, queda muy por debajo: 221% contra 287,9%. Una muestra fehaciente de que el salario, en líneas generales, viene perdiendo contra la inflación.

Y a todo esto hay que sumarle los precios prohibitivos de algunos departamentos que están en alquiler, la imposibilidad de comprar alguno por parte de un trabajador o, incluso, las condiciones que ponen las inmobiliarias para poder acceder a uno de ellos.

Quienes tienen suerte de ya haber encontrado un hogar, pero se les vence el contrato quedarán inmersos en una disyuntiva: embolsar una fortuna y renovar o arriesgarse a buscar un departamento nuevo sin la certeza de poder conseguir algo más barato.