26/10/2024
En busca de un negocio muchas veces los operadores de criptomonedas terminan involucrados en una actividad ilícita con consecuencias legales como el lavado de activos de bandas de crimen organizado. Conocidos como mulas financieras pueden llegar a ser imputados como participes necesarios y recibir una condena entre 1 mes y 6 años de prisión.
Por
Natalia Perzhalo
Al mismo tiempo que las criptomonedas revolucionaron el mundo de las finanzas, se han convertido en nuevo nicho para el lavado de dinero. Esto se debe a que para los delincuentes que forman parte del crimen organizado la blockchain garantiza el anonimato y la descentralización de los activos virtuales.
Entre las características claves figuran el envío de miles de millones de dólares en criptomonedas a direcciones ilícitas y el uso de técnicas como tumblers, servicios de mezcla, redes peer-to-peer y corredores OTC.
Mientras tanto los organismos encargados de hacer cumplir la ley deben colaborar con la industria de las criptomonedas para combatir el lavado de dinero, mientras que los organismos reguladores crean mecanismos de supervisión para proteger a los usuarios de posibles riesgos.
En este contexto, tenemos a los delincuentes que se dedican a hacer estafas digitales cuyo objetivo es sustraer el dinero y lograr que la justicia pueda rastrearlo y esto lo logran haciendo circular los valores por diferentes cuentas.
Sin embargo, existe lo que se conoce en la jerga como "mulas" que son los que se encargan de realizar los movimientos de dinero o adquisición de criptomonedas que en muchas ocasiones no conocen la procedencia de los fondos que depositan en sus billeteras virtuales por lo cual obtienen un beneficio económico y luego se ven involucrados en una causa penal.
Estas "mulas" generalmente son reclutadas a cambio de un porcentaje del dinero que reciben en sus cuentas y se encargan de transferir a una billetera indicada o pueden alquilar sus propias cuentas para que los mismos delincuentes las operen. Es así que en muchas causas han sido imputados los traders, el encargado de la compra y venta de activos, como participes necesarios del delito de estafa lo que prevé una sanción de un mes a 6 años de prisión.
En el mundo delictual de las criptomonedas y servicios de mezcla para el origen de sus ganancias mal habidas, lo que hace que sea cada vez más difícil para los investigadores seguir el rastro del dinero y llevar a los delincuentes ante la justicia.
Pero, por qué son tan difíciles las tareas investigativas. Lo que ocurre es que las criptomonedas no están controladas por ninguna autoridad central, por lo cual las transacciones se realizan fuera del ámbito de la supervisión del gobierno o de las instituciones financieras.
La dificultad de rastreo y la vigilancia de los fondos ilícitos y la falta de un marco normativo mundial hace más difícil la tarea.
Además las transacciones se visualizan como direcciones criptográficas de manera tal que es muy complejo identificarlas con personas del mundo real lo que les garantiza a los delincuentes para evadir el alcance de la ley.
El alcance global de las criptomonedas, permite realizar transacciones que trascienden las fronteras sin necesidad de intermediarios, presenta otro obstáculo. así los fondos de origen ilícito pueden ser enviados a otro país, lo que dificulta considerablemente la detección y el enjuiciamiento.
Según los especialistas en ciberdelitos, las bandas de criminales que utilizan fundamentalmente el mundo cripto para el lavado de activos están vinculados al narcotráfico, la distribución de material de abuso sexual infantil, venta de órganos y financiamiento de grupos terroristas.
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