04/09/2024
El escenario por donde pasaron los grandes cantores de nuestra patria.
Por
Pedro Solans
Se siente la brisa ríoplatense cuando se camina por la 18 de Julio montevideana. Venía pensando en la música y en la poesía de esta orilla oriental, sobre todo, aquella de los años en que era más fácil escuchar a Jorge Cafrune, a Mercedes Sosa, a Facundo Cabral y a muchos tangueros de este lado que de aquel.
Rogué al cielo poder encontrar la esquina donde funcionó el reducto emblemático de la música, la peña Teluria, y fue tan armonioso mi ruego, que recordé que me había dicho Myriam Bianchi que arriba funcionaba la librería Puro Verso. Llegué a la esquina de Cuareim y 18 de Julio, y el sótano de la librería estaba abierto. "Esta es mi oportunidad"- me dije. Ingresé de prepo y Carolina Larrosa, con amabilidad uruguaya, gritó está cerrado, estamos solo acomodando para la noche de las librería. Un sola pregunta, señora: ¿Aquí funcionó una peña? -Sí La Teluria-, me respondió rápidamente para apurar los trámites. Ah! Perdóneme, pero no me voy sin una fotografía de este santuario, -le dije con la misma convicción que ella gritó la Teluria.
La historia nos embargó, o y tal vez, haya sido la emoción de pisar el escenario por donde pasaron los grandes cantores de nuestra patria grande. Tan chiquito y a la vez enorme. Luego, conocí al esposo Juan Castillo, quien me obsequió una foto histórica, y con la parquedad de estos tiempos me dio a entender que a pesar de los intentos fallidos estaba dispuesto a devolverle la luz a ese sótano que hoy solo cobija cajas de libros.
El espacio ocupa más de 500 metros cuadrados con techos altos, muros de piedra, columnas en fierro forjado y pilares de granito, se convirtió en los años 60 y 70 en la casa montevideana de Jorge Cafrune y en el reducto de Facundo Cabral, Raúl Lavié, Mercedes Sosa, y donde se forjaron las mejores versiones de Los Olimareños, Alfredo Zitarrosa, Osiris Rodríguez Castillos, José el Sabalero Carbajal, Daniel Viglietti, Rubén Rada, Eduardo Mateo, Lágrima Ríos y tantos y tantos.
Por la calle Cuareim, frente al Palacio Santos, hay que bajar la escalera montada sobre la base original y rematada con hierro y mármol. Una vez allí, las paredes de piedra dan la impresión de conservar los sonidos de las mejores canciones folclóricas de nuestro cancionero, parecen guardar las anécdotas de las emblemáticas borrachera de nuestros artistas.
La peña folclórica y de música ciudadana fue frecuentada por los jóvenes Alfredo Zitarrosa, Eduardo Mateo, Rubén Rada, Lágrima Ríos, Tabaré Etcheverry, El Sabalero, Julio Sosa y Jorge Cafrune; de hecho, aún entre las leyendas del lugar está el debate abierto aún si fue allí que Mercedes Sosa hizo su debut artístico.
Es que corren muchas anécdotas sobre ese recinto que fue propiedad del general Máximo Santos -se supone que allí tenía esclavos-, que en su larga historia fue luego ocupado por una farmacia y por un colegio de mujeres.
Jorge Cafrune era número puesto todas las noches montevideanas cuando "El Turco" visitaba Uruguay. El año 1961 lo pasó viajando precisamente desde el Chaco hasta la Banda Oriental. Asimismo, por ese tiempo anduvo por Corrientes y Entre Ríos, donde ganó un concurso de canto que tenía un premio artístico y económico importante, pero cuando los organizadores se dieron cuenta que era un profesional lo descalificaron. Siguió luego hacia Buenos Aires, donde su primera experiencia no fue buena. Las puertas no se le abrieron a pesar que lo habían escuchado con Ariel Ramírez, con Las Voces de Huayra y con Los Cantores del Alba. Sin embargo, "El Turco" no aflojó y decidió cruzar el río de la Plata para probar suerte en el país de los charrúas.
En Montevideo vivió en pensiones y casas de amigos. Debutó en televisión, en la pantalla de canal 4, interpretando "India Madre" y fue protagonista del circuito peñero montevideano. Actuó en diversas emisoras radiales y festivales, anduvo por varios departamentos -con largas estadías en Treinta y Tres Orientales- y realizó extensas giras con Los Olimareños. Logró con los años que el sello Antar-Telefunken le grabara su repertorio con temas de Osiris Rodríguez Castillos, y de Aníbal Sampayo con quien tuvo una excelente relación, a tal punto que en Argentina, vivió varios meses en su casa de Los Cardales donde dejó su arpa en el altillo del cuarto de huéspedes.
Cuando Sampayo cayó preso por su adhesión a la organización Tupamaros fue trasladado a una cárcel que se llamaba irónicamente Libertad, y en la sala de torturas le hacían escuchar canciones de su autoría cantadas por Cafrune.
El Turco Intentó visitarlo en el penal pero le aconsejaron que no vaya porque había mucho riesgo que lo detuvieran. También conoció y entabló amistad con otros cultores del canto popular uruguayo, que por esos años, llegaban desde el campo a la ciudad con los cielitos y revindicando a Bartolomé Hidalgo, Rubén Lena y Víctor Lima, entre otros, y se preparaban para abrevar en la cultura urbana.
Compartió los escenarios de las vinerías Teluria, La Cucaracha, El Parador del Cerro, el viejo Rodelú y La Sombrilla de Malvín, con Los Olimareños, Aníbal Sampayo, Yamandú Palacios, Osiris Rodríguez Castillos y Santiago Chalar, entre tantos otros.
Precisamente, Rodríguez Castillos recordó en 1985, en Madrid (España), su enojo con Cafrune. La amistad entre ambos terminó con la grabación de "Canción del peón recorredor" (en el LP "La vuelta del montonero", CBS 65474) que fue musicalizada por Santiago Chalar.
En una de sus llegadas a Montevideo (alrededor de 1973), Cafrune captó la música de la canción y a su regreso al país la grabó, ocasionando el enojo de Osiris que era muy severo con su trabajo. Ese enojo, a su vez, provocó la ruptura de la amistad entre Osiris y Chalar. Pero la anécdota que más refleja la etapa uruguaya de Cafrune, según contaba Osiris, fue un encuentro en la vinería Teluria, donde iba a cantar el Turco. Él fue a escucharlo.
Según los recuerdos de Osiris, publicados en una nota en la revista Andrómeda de San José de Costa Rica, en 1985, (2), tras un reportaje concedido a quien escribe en el verano de ese mismo año, mientras construía una guitarra para un concertista uruguayo, en su departamento madrileño sobre la avenida La Castellana donde vivía con su pareja española Consuelo, el episodio en la vinería Teluria fue así:
"De repente, entró el turco apurado, pero alcanzó a verme y se volvió a saludar. Nos dimos un abrazo y enseguida manoteó un vaso, se puso un trago y me preguntó: ¿Qué estás haciendo? Te vine a escuchar; le respondí.
No; te pregunto, si no tenés algún tema nuevo; me aclaró. Sí, estoy trabajando desde el año pasado en un tema; le dije.
Ah! ¿Y cómo es? Preguntó. No turco, no voy a decirte aquí cómo es, le contesté me dio molesto. Pero insistió tanto, que se lo tararee, le recité la letra, y yo veía que estaba muy atento y como que quería más información sobre la canción. Sabía cómo era el Turco, pero nunca me imaginé que su capacidad de improvisación iba a ser tan grande. Como seguía con su insistencia, le paso de guitarra a guitarra la introducción de 'Camino de los quileros'. Pero le advertí. Mirá, Turco que no está terminado. Necesito trabajarlo más, te aclaro por las dudas tengas alguna intención rara... Se rió y se fue.
Llegó el turno de Cafrune, subió al escenario y empezó su recital. Al promediar la actuación, anunció la presencia de un gran cantautor uruguayo que tuvo la gentileza de darme para que yo estrene un tema de su autoría "Camino de los quileros". Yo me quise morir, y más aún, cuando hizo una interpretación impecable del tema.
Al bajar del escenario, Cafrune volvió a la mesa, y me preguntó: ¿Cómo salió hermanito? A lo que le respondí mirando a los otros que estaban compartiendo la mesa: 'Este Turco tiene el corazón de pan pero no el pecho de piedra, sino el rostro,' refiriéndome al texto de Camino de los quileros ("Tal vez sin ser bien baquiano/ cualquiera lo a d'encontrar/pues tiene el pecho de piedra/ pero el corazón de pan.").
Apenas aflojó el enojo, le pregunto: "Turco sos un caradura. Ahora decime ¿cómo hiciste? - Y con una copa en la mano me contestó: Ensayé en el camarín.
Al rato, me preguntó de qué se trataba el tema. ¿Quiénes eran los quileros? Me sonreí porque no había caso, sonrío; y con paciencia le explicó que eran los pequeños contrabandistas, personas de escasos recursos que compraban comestibles en pequeñas cantidades en comercios instalados en ciudades brasileras fronterizas y cruzaban con los bultos en caballos, carros o motos para venderlos en el Uruguay, por las zonas de Cerro Largo, de Aceguá o de Río Branco. Y ahí lo vi nuevamente interesado al Turco. Estaba como impactado con el tema.
Después, al tiempo, me enteré que anduvo por la frontera y que había sido detenido."
Cafrune fue muy generoso con los orientales. Su consagración fue una gran oportunidad para los uruguayos que llegaban al país. A varios los llevó a Cosquín y a Chalar lo vinculó a la grabadora CBS, donde editó en 1973 "Una pena y un cariño" (edición Sondor 27.056; edición argentina: CBS 19337) y en 1974 "Bordoneando" (Sondor y CBS 27.073).
La amistad de ambos quedó plasmada en una evocación del payador Gabino Sosa, (Minas, 8/3/1995): "Guitarra, cigarro y vino/a estos dos hombres los une/Porque Chalar y Cafrune/fueron eso en el camino/Ni uruguayo ni argentino/ni más voz ni menos voz,/ni más Dios ni menos Dios/el Dios de cada cantar,/porque Cafrune y Chalar/ eran iguales los dos."
Otro dato que indicaría la influencia oriental en Cafrune es la presencia de "Orejano" del autor uruguayo Serafín J. García entre sus primeros repertorios, siendo un tema que lo identificaría luego y que le traería problemas con las dictaduras que se vivieron en Argentina y Uruguay. El poema fue originalmente publicado en el libro "Tacuruses" en 1935, musicalizado y grabado por Los Olimareños en 1962. Sin embargo, los autores de la música no aparecen en ninguna de las ediciones de Cafrune, quien grabó en 1964 "Que seas vos", (CBS 8516) para darle un "empuje" a Los Olimareños en el mercado argentino.
El Turco grabó 29 temas de autores orientales, algunos lo hizo con Marito. De Aníbal Sampayo, grabó once temas: Ky chororo, Río de los pájaros, Canción de verano y remos, Garzas viajeras, El pescador, Canción de cuna navideña, Peoncito del mandiocal, Cautiva del río, Dende gurí, Coplas del pescador y Verde litoral.
De Osiris Rodríguez Castillos, grabó diez: Tata Juancho, Camino de los quileros, Como yo lo siento, Salto Grande, Domingo de agua, De Corrales a Tranqueras, Canción del peón recorredor, Rumbo a Belén, Gurí pescador y El malevo.
De Alfredo Zitarrosa, tres, Zamba por vos, Recordándote y Milonga para una niña. De Serafín J. García, Orejano, -título del disco uruguayo de Cafrune (1963)-
De José "El sabalero" Carbajal grabó Chiquillada. De Carlos Porrini, Cañada Zamora (con música de Enrique Sosa). De Carlos María Gutiérrez, interpretó Milonga del fusilado, con música de Pepe Guerra; a veces titulada como 'Milonga uruguaya, y de Romildo Risso, Pa' qué, con música de Atahualpa Yupanqui.
Una noche Cafrune iba a cantar en el bar Rodelú, (que significa República Oriental del Uruguay), en Malvín, y llegó con dos jóvenes que lo habían estado esperando en la puerta con ganas de pedirle algo. El turco los invitó a comer pizza y no subió al escenario hasta que sus invitados terminaron de comer. En ese lapso de tiempo se armó una tormenta y llovía a cántaros, entonces la gente que estaba con sus sillones en el patio y en la calle salió corriendo sin pagar la consumición.
El emblemático bar era muy convocante. Estaba a una cuadra del túnel que permitía cruzar sin riesgos la rambla hacia la playa por la calle 18 de diciembre. La gente peregrinaba para comer sus platos y escuchar música.
En su largo mostrador se habían apoyado el Turco vestido de gaucho y sus dos invitados.
Los jóvenes se devoraron las pizzas, mientras Cafrune escuchaba atentamente al dueño de la pizzería que le contaba sobre el famoso chalet "Villa Yeruá" que estaba muy cerca y era alquilado en los veranos de los años treinta por Carlos Gardel y Irineo Leguisamo.
El bar tenía en la parte de atrás un escenario improvisado con espejo y una flor con tubos de neón donde cantaron figuras como Francisco Canaro, Juan D Arienzo, Alberto Castillo, Mercedes Sosa, Edmundo Rivero y el propio Jorge Cafrune.
En esa época tejió una amistad muy especial con Los Olimareños, a quienes los había conocido en Treinta y Tres Orientales. Anduvieron juntos un largo tiempo, por el Uruguay, hicieron una gira por las capitales departamentales y en Argentina recorrieron el país de sur a norte. Cafrune los apadrinó en una actitud por demás generosa haciéndose cargo de todos los gastos, con el objetivo de insertarlos en el mercado artístico nacional, y logró que el dúo cantara en el Festival de Cosquín en 1965.
En los años de la guerra fría, con la revolución cubana y la visita que hizo Ernesto el Che Guevara a Punta del Este en agosto de 1961, al celebrarse la reunión del Consejo Interamericano Económico y Social (CIES), que congregó a los Ministros de Economía y Acción Social de los países miembros de la OEA, se desplegó por América Latina una silenciosa persecución en contra de quienes usaban barba por considerar que era el símbolo de los guerrilleros de Fidel Castro denominados "barbudos".
Por usar barba, Cafrune y Los Olimareños, (Pepe Guerra y Braulio López) estuvieron detenidos en la frontera uruguayo-brasileña.
Sobre ese episodio el Turco recordó en un reportaje cedido a la Revista Folclore N° 82, (diciembre 1964, pág. 31.): "Hace poco, en abril del año pasado, hice una gira por el interior de Uruguay, con "Los Olimareños". Me tomaron preso durante tres horas, me revisaron valija y todo. No encontraron nada.
En esa gira, el camino a Artigas y Rivera hay que hacerlo por el Brasil. Mi pasaporte estaba vencido, porque ignoraba que había que hacer ese camino. Me detuvieron, pues, y también a "Los Olimareños", que estaban conmigo. Después de la minuciosa revisación, le dije al oficial: "¿Ha visto que no había nada?". "Sí, me contestó, pero ¡vosé tem barba moito peligrosa!..."
En Brasil, el 31 de marzo de ese año, los militares dieron un golpe de Estado contra el entonces presidente Joâo Goulart. La peripecia de Cafrune y Los Olimareños fue en abril; era más que reciente el golpe y el clima era tenso y persecutorio. Habían actuado en Artigas, y para trasladarse a Rivera harían el recorrido por Brasil en ómnibus desde Cuaraí a Santana Do Livramento. En un puesto militar los detuvieron, fueron interrogados y revisados sus bolsos; el ómnibus continuó su marcha. A Cafrune, por su barba, lo creyeron un guerrillero.
Finalmente, al ver que eran cantantes (Cafrune se ofreció a cantar y hasta les entregó a los soldados merchandising: postales con su foto, que tenía para los admiradores), los liberaron y trasladaron a Santana do Livramento.
Posteriormente (y sin Los Olimareños), un poco más allá de la frontera, actuó en diversas ciudades de Rio Grande Do Sul. Si bien su padre y su abuelo habían usado barba, él la llevaba más como un rasgo de distinción "folklórica", sugerido por Ariel Ramírez.
"Después pasé a Brasil, por el río Yaguarón, justo cuando caía el presidente de Brasil Jânio da Silva Quadros, como por el asunto de la barba tenía dificultad para entrar, hice toda la zona fronteriza uruguaya-brasileña, y de ahí es donde conozco el camino de los quileros, que canto con verdadero reconocimiento y puedo explicar el tema.
Trabajé en Río Grande do Soul, en Puerto Alegre donde de diez gurises, cinco saben cantar. Hay un gran respeto por estas cosas, es extraordinario. Estuve en Río Grande, Santa Catalina, San Pablo, y en Brasilia
Hacía un año que estaba lejos de mis viejos por primera vez, entonces regresé a Salta, pese a que tenía en Brasil un convenio para hacer un gran show con la intervención de una empresa de publicidad," dijo Cafrune, al recordar su paso por la frontera uruguaya-brasilera.
Cuando estuvo en Brasil padeció una gastroenteritis muy fuerte, y pedía té, y el brasilero que lo hospedaba no lo entendía, hasta que se levantó y se hizo la infusión. Fue una gira pobrísima y comía lo que podía. Se enfermó posiblemente por la ingesta de unas bananas verdes y debió volver.
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